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El Napoleón de Ridley Scott desafía a Francia

Napoléon, de Ridley Scott, uno de los grandes estrenos de fin de año, ha recibido severas críticas entre los círculos culturales de París. La acusan de imprecisa y de estar cargada de un sentimiento “antifrancés”. Scott dice que el cine no puede ser una clase de historia.

Estreno. Junto a Joaquin Phoenix en el Museo del Prado, Madrid. Foto: difusión
Estreno. Junto a Joaquin Phoenix en el Museo del Prado, Madrid. Foto: difusión

Una búsqueda fugaz por Amazon y YouTube es suficiente para darse cuenta de la importancia que tiene el historiador Jean Tulard en la sociedad francesa. Es presentado como el máximo especialista en Napoleón y la revolución de 1789. De los 50 libros que ha publicado, al menos 16 están dedicados a la figura del emperador francés nacido en Córcega, y en las redes sus disertaciones para el Musée de l’Armée o el Institut de France dan cuenta de su peso en el mundo académico. Por eso, este martes, tras el estreno en París de la película Napoleón del británico Ridley Scott, en el teatro L’Arlequin, los reporteros se quedaron pendientes de su opinión. Tulard, de 90 años y todavía maestro en La Sorbona, no se guardó nada. “Admiro a Ridley Scott, pero como profesor de Historia en la Sorbona desaconsejaría ver esta película (...) Como cinéfilo, sí. Como historiador, ¡no!”. La bomba había sido lanzada y la prensa parisina se encargó de prolongar la onda expansiva.

En coro, las cabeceras más importantes del periodismo francés coincidieron al día siguiente con Tulard.

“Este Napoleón alcanza tal nivel de mediocridad que no ofrece ni las alegrías de una película de acción ni la estética de una epopeya”, escribía el productor Romain Marsily en Le Figaro.

“Napoléon es una película discretamente indecente, muy segura de su inanidad y que no aporta nada más que el orgullo y la misantropía de su autor”, firmaba el crítico Olivier Lamm en Libération.

En Telérama, el crítico Jacques Morice era más severo: “Es un biopic pesado, donde las batallas son lo único que vale la pena salvar. Entre las imprecisiones históricas, la omnipresencia del personaje de Josephine y un Joaquín Phoenix congelado en su papel, la película es una aberración”.

Para seguir hay que hacer una pausa. ¿Qué enfada tanto a la prensa y los académicos franceses del biopic filmado por Ridley Scott y que cierra la temporada de grandes estrenos en 2023? Primero, un “sesgo inglés” que deforma la vida y el legado de quien es considerado el responsable de moldear la arquitectura del estado moderno en Francia. Y a ese “sesgo inglés” —dice Tulard, en declaraciones para El País de España— se suma un “sentimiento antifrancés”, de clara hostilidad hacia Napoleón, a quien se pinta sin matices.

Además, están las imprecisiones históricas. Joan Tumblety, profesora de Historia Francesa en la Universidad de Southampton, enumeró al menos cuatro de ellas en un artículo para National Geographic. 1. Es discutible si Napoleón se coronó a sí mismo. El dato está sacado de un óleo pintado por el artista Jacques-Louis David, por encargo de Napoleón, en el que se sugiere tal cosa. 2. Mostrar a Josephine como una joven seductora es un cliché sexista más que un dato real. 3. No hay certeza de que Napoleón estuviera presente durante la ejecución de la reina María Antonieta. 4. Napoleón no ordenó disparar contra las pirámides durante su campaña en Egipto en 1798.

 Estreno. Junto a Joaquin Phoenix en el Museo del Prado, Madrid. Foto: difusión

Estreno. Junto a Joaquin Phoenix en el Museo del Prado, Madrid. Foto: difusión

Desde luego, todas estas críticas han llegado a oídos de Scott, famoso por Alien, Gladiador y Thelma y Louise. De hecho, desde antes del estreno de su largometraje había lanzado una frase que hacía presagiar lo que se venía: “Una película no puede ser una lección de historia”.

Pero también ha respondido a la vehemencia que hay contra su filme en los círculos culturales de París. “Los franceses no se gustan a sí mismos (...) Al público que se la mostré en París, la amó”, le dijo a Katie Razall de BBC. El hombre que quería ser pintor, pero que luego pasó a la publicidad y desde allí al cine, prefiere darle poco espacio a las críticas. Lo que quiere es que su propia versión de Napoleón, como en una marcha militar, siga su camino sin contratiempos.

Periodista formado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es editor y reportero del suplemento Domingo de La República. También ha publicado en el diario El Tiempo de Colombia y La Tercera de Chile. Fue reportero de la sección política de este diario. Tiene un blog sobre fantasía (cuervosobrepalas.wordpress.com) y otro en el que comenta su trabajo periodístico (cambiodetitulares.wordpress.com)