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Sociedad

Arequipa: una hora en la zona negra del hospital Honorio Delgado

Crónica. En los nosocomios, Triaje sirve para evaluar a los pacientes y derivarlos al área correspondiente. En el Honorio Delgado de Arequipa se convirtió en un moridero, ahí llegan los contagiados y esperan de manera inútil una cama UCI.

Triaje del Hospital Honorio Delgado. Aquí los pacientes son estabilizados con oxígeno, esperan que se desocupe una cama UCI o hospitalización. Foto: Oswald Charca/ La República
Triaje del Hospital Honorio Delgado. Aquí los pacientes son estabilizados con oxígeno, esperan que se desocupe una cama UCI o hospitalización. Foto: Oswald Charca/ La República

Hora: 14.00 / Fecha: 12-05-202 / Lugar: Emergencia (Triaje) del hospital COVID-19 Honorio Delgado Espinoza

Una señora sale llorando de Triaje. Su madre está muriendo. Al frente, cuatro pacientes en sillas de ruedas sobreviven conectados a un balón de oxígeno. Dos de ellos, no tienen ni la fuerza para mantener erguida su cabeza. Los que están en sillas esperan que una cama de Triaje se desocupe. Los que ya ocupan cama, necesitan que se libere una en hospitalización o en Unidad de Cuidados Intensivos Muy cerca a la puerta de ingreso, un hombre le seca el sudor a su padre en camilla. Un cilindro de oxígeno le permite sobrevivir.

“En la entrada (de Triaje), son donde fallecen más. Hoy en la madrugada murió uno”, confiesa Melissa. Melissa ha pasado tres noches en Triaje cuidando a María de 56 años, su madre. En todas esas largas horas vio que murieron entre 6 a 7 pacientes. “Muchos están solitos. Sudan por la noche, se quitan la ropa y agravan su neumonía. Es muy triste”, relata. María está casi hospitalizada en Triaje y conectada a un condensador. “No me dicen si se está recuperando”, se queja su hija.

Gianpero Salas, médico asistencial del área, confirma que dan de alta a los pacientes. No hay camas para enviarlos a piso, UCI o Trauma Shock. “Logran saturar mejor y si ya no requieren oxígeno se les da alta. Pero no es lo ideal. Lo ideal es tener cama de hospitalización para que sigan un tratamiento”, recalca.

Triaje, con sus 50 camas, revienta de pacientes. Esto sin contar con los que esperan en sillas de ruedas. Todos ellos de gravedad. Hace 2 semanas y media se duplicaron los contagiados, recuerda Salas.

Para el médico, Arequipa recién soporta lo peor de la segunda ola. Para muestra, a las 12.30 horas, varios infectados hacían cola por atención.

En esa fila figura Sonia. Nuevamente regresó al Honorio Delgado. Ya no como paciente COVID-19 sino llevando a su hermano de 58 años que presenta los síntomas. Su descuido sería participar de una aglomeración de la plataforma del Avelino. “Le tosió una persona y desde el domingo tiene dolor de cabeza y tos”, cuenta. Sonia venció al virus junto a su familia hace más de dos semanas. Recuerda que, junto a su esposo, la atendieron bien.

Ahora es muy distinto

Triaje es una infraestructura grande y temporal. Aquí llegan los pacientes para ser evaluados. Tiene tres módulos y en cada uno hay 15 camas. Todas se encuentran llenas. Esta tarde es un loquerío. Todos están ocupados. Enfermeras ingresan apresuradas con balones.

Otros llevan a los pacientes a tomarse tomografías. La enfermera Jackeline tiende una cama para que la ocupe un nuevo infectado. “Vieron que no evolucionaba y lo enviaron a Trauma Shock”, señala. Tiene apenas 4 días trabajando. “Es muy agotador”, confiesa.

En el último módulo está Jarold, sentado en una silla de ruedas.

Apenas cumplió 35 años y espera ser hospitalizado. Su saturación varía. Su hermana lo trajo el martes en la noche. No habían camas y regresó hoy al mediodía. “Tengo miedo que espere toda la noche en la silla”, comenta. Jarold se habría contagiado en casa. En cambio a su padre de 58 años con COVID-19 lo enviaron a que se trate en casa.

La mayoría de pacientes viene con saturación muy baja, casi muriendo. Entre 30% a 35%. “Es frustrante no ayudar a todos, estamos limitados con personal, insumos y por la capacidad de camas. La gente no debe olvidarse que aún estamos en pandemia”, señala el médico Salas.

Redactor de la edición sur de La República. Estudió en la Universidad Nacional de San Agustín (UNSA) de Arequipa. Trabaja en medios hace 10 años, con mayor interés en las crónicas.