Mujeres médicos que dan la cara a la pandemia

La Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) es la última carta que juega un paciente para sobrevivir a la COVID-19. Ahí recibe ventilación artificial, el oxígeno que sus pulmones ya no pueden proveer al organismo. En el Perú, hay pocos intensivistas. En el Hospital Regional Hipólito Unanue (del Minsa), durante la primera ola, trabajó una sola médico mujer. Se trata de Diana Minchon Vizconde. Por norma técnica los intensivistas solo pueden atender seis pacientes en una UCI sin embargo existen excepciones por catástrofes.

Para ampliar la capacidad de atención en la UCI del Unanue, Minchon formó cinco equipos de trabajo con médicos especialistas. Varios de sus colegas se sumaron al esfuerzo. Así se amplió las camas UCI del Unanue de una a 18, Esta médico era la líder, además de trabajar, capacitó y monitoreaba a sus colegas que se sumaron al esfuerzo.

Fue difícil armar los equipos. Había pocos especialistas, en el Unanue el 40% era vulnerable: hipertensos, diabéticos u obesos. Se fueron a casa para hacer trabajo remoto. “Quedaron los médicos jóvenes, algunos recién egresados, otros con formación ya”, dice Minchon.

Con la primera ola en agosto, la desesperación de las familias con pacientes internados por COVID-19 crecía. Las muertes se incrementaron a diario y muchos responsabilizan a los médicos por los fallecimientos. No había disponibilidad de camas UCI y se aplicaron los criterios para decidir quien recibía un ventilador y quienes no.

Cuando las ambulancias entraban al área y, las puertas se abrían, desde afuera les gritaban: ¡Asesinos!

En octubre de 2020, los familiares de un paciente fallecido trataron de ingresar al área y amenazaron de muerte al personal. Al ser Minchon la médico más visible por ser la única intensivista, fue denunciada ante Ministerio del Público por presunto homicidio culposo. Hubo más amenazas hacia ella y su familia.

Tras este episodio, la médico trabajó el resto del año en la UCI del área de Emergencia, sin dejar prestar servicios para los pacientes COVID-19, pero ya no las 150 horas mensuales.

Ella comprende que existe cansancio y estrés en la población frente a las medidas sanitarias pero pide paciencia.

“Tratemos de cumplir las normas de prevención. Nadie dice que no salgan a trabajar pero usen bien la mascarilla. La mayoría se contagia haciendo uso inadecuado”, recomienda.

Otra mujer al pie del cañon

Recibió la vacuna con esperanza, pero sabe que tiene que seguir cuidándose: uso de mascarilla de 6 a 8 horas al día que dura su jornada en el hospital. Alida Huamán, la jefa de Emergencia COVID-19 del Honorio Delgado, señala que la vacuna les da cierta seguridad, pero aún no se tiene certeza de cuánto tiempo de protección brinda, pero es un aliciente para continuar.

La médico pide a la población que no se descuide.

Que se lave las manos y la distancia social. Así como todos los galenos que a diario atienden a los pacientes infectados, ella tiene temor de llevar el virus a su casa, tiene hijos y una madre. Por eso, cada vez que sale de su labor diaria en el hospital, se quita toda la ropa, se baña y recién se encuentra con sus seres queridos.

Huamán señala que no siempre está atendiendo directamente a los pacientes, pues su labor es coordinar que todos sean asistidos. Ella tiene a su cargo las áreas críticas: Cuidados Intensivos, Shock Trauma y Triaje.

Garantizó que todos los médicos cuentan con equipos de protección personal, se les está dotando de los implementos de forma diaria.

En el hospital se presentaron otros problemas como la queja de los médicos residentes, quienes la semana pasada protestaron porque las rotaciones para sus especialidades se suspendieron y reclamaban acceso a otros beneficios. Huamán indicó que lamentablemente fue una disposición a nivel nacional pues se necesitaba médicos para atender a los pacientes. “Lógicamente ellos se sienten preocupados porque se les va el tiempo y no están cumpliendo con su capacitación como debe ser”, manifestó.

Huamán dijo que se está evaluando que según cómo evolucione la pandemia, ellos puedan cumplir sus rotaciones.

La profesional también se pronunció por el escándalo de las vacunaciones secretas y calificó el suceso como lamentable, considerando que más de 150 médicos fallecieron y aún hay colegas hospitalizados y en UCI. “Saber que personas que han tenido el mínimo contacto con pacientes, como familiares de las autoridades, ya han tenido la suerte de recibir la vacuna, es lo más injusto”