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Sociedad

Generación del Bicentenario despertó para vacar a la clase política tradicional

Detonante. La vacancia de Martín Vizcarra reventó el dique donde se empozó el desencanto contra los viejos políticos. Ahora los jóvenes dan batalla por recuperar un Estado de Derecho violado por Manuel Merino y su gavilla.

rostros nuevos. Desde la vancancia presidencial, las calles estuvieron llenas de jóvenes que decidieron no quedarse callados frente al golpe de Estado orquestado por el Congreso.
rostros nuevos. Desde la vancancia presidencial, las calles estuvieron llenas de jóvenes que decidieron no quedarse callados frente al golpe de Estado orquestado por el Congreso.

¡Los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra! Manuel González Prada lo dijo en el siglo XIX. ¿Cuánto impacto tiene esa frase en los kpopers, millennians o centennials movilizados contra el régimen de facto inaugurado por Manuel Merino? Históricamente los jóvenes fueron impetuosos y proactivos en los cambios sociales del mundo. En los setenta y ochenta del siglo pasado, parte de la juventud peruana era politizada.

En las universidades tenían influencia de los partidos. La izquierda, con sus facciones distintas, tenía llegada. Todo eso cambió con la aparición de Sendero Luminoso. Tomar posturas políticas en las aulas era ser terrorista. Partidos y sindicatos fueron demolidos por Alberto Fujimori (1990-2000)."Nosotros no creemos ni en izquierda ni derecha. En los dos bandos hay corrupción", asegura Nilo Flores, activista de las protestas contra Merino en Puno. “Que se vayan todos. Estamos por una nueva Constitución”, señala Luciana Zevallos del colectivo “Lago Azul”. ¿Cómo se articulan para movilizarse? Apelan a la tecnología.

Los smartphones son su principal arma. En Arequipa, Puno, Cusco y Tacna las coordinaciones se efectúan mediante grupos de WhatsApp.Las convocatorias se viralizan en las historias de Facebook o Instagram. El viernes que jugó Perú con Chile apelaron a una estrategia para evitar que la atención del Twitter se centre en el fútbol. En los mensajes a favor de las marchas utilizaron nombres de seleccionados como Lapadula o Trauco. Las críticas de los detractores las respondían con “memes”. Llamaban a las protestas con la imagen de futbolistas.

Hay otros ejemplos de colaboración virtual, publicaciones que dejan números telefónicos para apoyo legal. Crearon una aplicación para informar los puntos de movilización y denunciar abusos policiales.

La composición es variopinta. En Arequipa, hay desde activistas, apolíticos, católicos, ateos, barristas de fútbol, feministas. Llevan carteles hechos a mano, con frases humorísticas y códigos de esta generación.

Desfasados

“Hay que ver qué es lo que desean, hasta ahora no lo entiendo”, dijo el jueves el premier de facto, Ántero Flórez-Araoz, al referirse a las marchas. Esta respuesta gráfica el desfase entre la vieja clase política y la nueva generación movilizada. El catedrático Federico Rosado cree que los universitarios y otros tienen una indignación latente frente a realidad política. Lo de la vacancia fue el detonante.

La destitución de Vizcarra se ha percibido como una vieja práctica de la política, satisfacer los deseos personales por sobre la Nación, en plena crisis económica y sanitaria. Ya una encuesta de la Universidad Católica de Santa María, advertía que la juventud tenía interés en la política, aunque no había participación directa. Un 91% estaba insatisfecho con la democracia peruana, un 98% dijo no sentirse considerado y 100% rechaza la frase “roba, pero hace obra”. Las marchas han traído críticas, como que los jóvenes son manipulados. Para Rosado, la motivación es genuina. No defienden a Martín Vizcarra, también deslegitimado por las coimas. Para el sociólogo Alipio Montes, los cuestionamientos son de sectores que perdieron su capacidad de convocatoria, como sindicatos o partidos.

La mayoría de manifestantes tiene entre 19 y 30 años. Para Montes, los más jóvenes son idealistas, y ellos están desilusionados por los últimos cuatro años, donde vieron cómo la clase política se derrumbaba mientras avanzan las investigaciones de Lava Jato y el Club de la Construcción.

De la protesta a la propuesta

El sociólogo puneño Roger Medina, sostuvo que el componente juvenil siempre estuvo en las luchas históricas. Las movilizaciones actuales libres de doctrina y militancia están basadas en la indignación contra el Congreso. Medina, cree se debería pasar de la indignación a propuestas concretas para eliminar el temor de la anarquía. "Si nos quedamos en la indignación quedarán ahí las cosas.

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