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Sociedad

Alfonso Ugarte héroe y benefactor

TESTAMENTO. Nuevas revelaciones dan cuenta del perfil del héroe de la Guerra del Pacífico. Alfonso Ugarte era un empresario muy acaudalado que legó sus bienes para los más pobres.

Exposición. El Centro de Artes de la Universidad San Pablo inauguró una exposición con varias joyas del Archivo Regional. La exposición fue el jueves pasado.
Exposición. El Centro de Artes de la Universidad San Pablo inauguró una exposición con varias joyas del Archivo Regional. La exposición fue el jueves pasado.

Mónica Cuti.

El testamento de Alfonso Ugarte, uno de los héroes de la Guerra del Pacífico, se conoció nueve años después de su muerte. Ugarte cayó en junio de 1880 en la Batalla de Arica.

En esos nueve años esta escritura pública estuvo bajo custodia de su madre Rosal Vernal. Se desconocía su contenido y la voluntad del declarante. Tras la muerte de los descendientes, el Archivo Regional de Arequipa lo reguardó celosamente en sus anaqueles.

El texto de Ugarte tiene 40 páginas, ocho son escritas por el puño y letra del héroe, las demás corresponden a aspectos netamente legales. La declaración se hizo el 04 de noviembre de 1879, siete meses después del estallido del conflicto con el país vecino. Ugarte tenía el grado de coronel de la Guardia Nacional. “Hago mi primer y quizá último testamento con motivo de encontrarme coronel del batallón ‘Iquique’ de la Guardia Nacional y tener que afrontar el peligro contra el ejército chileno que hoy invade el santo suelo de mi patria, y a cuya defensa voy dispuesto a perder mi vida con la fuerza de mi mando”, dice el primer párrafo del documento.

Rosa Vernal tenía el sobre rubricado con varias firmas y sellos. Para abrirlo había un requisito: los autores de la redacción del documento debían dar el visto bueno. Se les ubicó después de nueve años. Eran Emilio N. Albarracín, el doctor don José Aguirre, Vicente Mendizabal, el doctor Fermín Robellat, don Fernando Zavala, don Guillermo Almance y don Rodolfo Alejandro Mutis.

Ugarte era empresario. Poseía salitreras. Era la época de esta materia prima, exportada a Inglaterra, que producía ganancias notables.

Ugarte, revela el documento, tenía una fortuna importante. Esta ascendía a los 100 millones de dólares. La repartición de bienes y dinero se hizo a su familia, allegados y a los más pobres. El presidente de la Asociación de Historiadores y estudioso de este testamento, Enrique Ramírez Angulo, resalta que el escrito ayuda a aclarar varios mitos sobre este personaje histórico.

Uno de ellos desmiente que Ugarte haya fallecido en el extranjero y dejado su legado fuera del país. También descartaría la versión romántica que se lanzó del Morro de Arica con su caballo para evitar que la bandera nacional caiga en manos de los chilenos. “Es una historia romántica y se quiere hacerlo ver como un ser casi divino que muere lanzándose en un caballo blanco, cuando en realidad fue un hombre generoso que dio su vida por nuestro país pese a que en ese tiempo el gobierno le quería quitar sus yacimientos salitreros”, dice.

El benefactor

Ugarte poseía varias propiedades (chacra, hacienda, casa) y cuentas bancarias, además de salitreras. En su testamento también da cuenta de sus deudas pero sobre todo, dispone que se entregue dinero a los más pobres. Textualmente dice: “Dejo a la Beneficencia de Iquique cuatro mil soles para el hospital”. “Dejo a los pobres de Tarapacá tres mil soles que les repartirá mi señora madre”, se lee casi al finalizar los documentos.

Por sus negocios, Alfonso Ugarte tenía tratos con chilenos e ingleses. En ese sentido, el historiador resalta su desprendimiento de su riqueza, que dependía de las relaciones con el país vecino. En definitiva, la guerra iba a dañar sus empresas. Todo un ejemplo para nuestra clase política vigente.

Enrique Ramírez sostiene que con la fortuna que disponía pudo irse a vivir a otro país. Ugarte se despide de su prima, Timotea Vernal, a quien le había prometido desposarla.

“Si en algo soy injusto aquí y si he olvidado algún deber, suplico a todos me perdonen, pues en los momentos en que escribo esto me encuentro apurado con mis deberes militares y del negocio y mi ánimo completamente aniquilado al pensar en que puedo desaparecer en esta campaña y abandonar a mi madre y hermanas que necesitan de mi apoyo”, termina el testamento.

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