¿Cuáles son las mejores posturas sexuales para aprovechar un pene curvo?
Así como hay penes con diferentes tamaños, también hay otros con distintas formas. Conoce las mejores maneras de aprovechar un miembro masculino curvilíneo con tu pareja.
Hay distintas formas y tamaños del pene. El miembro masculino puede ser curvado hacia arriba, abajo o a un lado. Durante la excitación, la sangre fluye dentro del órgano sexual, lo que hace que incremente su tamaño y se vuelva firme. El pene curvo puede producirse cuando los espacios dentro del genital no se expanden de manera uniforme. Esta condición suele tener su origen en diferencias comunes en la anatomía. Durante el sexo, hay algunas poses que pueden resultar más satisfactorias dependiendo de las formas de los órganos sexuales.
Es normal tener un pene curvo y hay algunas ventajas de poseer uno. Esta apariencia hace que sea más fácil llegar al punto G femenino. ¿Quieres saber cuáles son las mejores posiciones sexuales para aprovechar un genital curvilíneo? Te contamos en las siguientes líneas.
Las mejores poses para un pene curvo
Si tienes un pene curvo, lo ideal son las posturas de lado: los cuerpos se encuentran en poses perpendiculares. Estas son algunas de las mejores posiciones para aprovechar esta forma del miembro sexual masculino.
El tetris
La persona penetrada sitúa sus piernas hacia la dirección de la curvatura. De esta manera, se estimula el punto G.
Representación de la postura del tetris. Foto: Platanomelón
Misionero de lado
En esta pose, quien penetra se recuesta y la otra mira hacia arriba pasando sus piernas por encima para aprovechar la curva del pene.
El misionero de lado. Foto: Platanomelón
El misionero
Una de las poses más clásicas. Para hacer esta postura más placentera, se recomienda poner una almohada debajo de la pelvis de la persona penetrada, ya que esto ayuda al pene a llegar a la zona G.
La pose del misionero es una de las más populares y clásicas en el sexo. Foto: Platanomelón
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La amazona o vaquera
Lo bueno de la pose de la vaquera es que la persona penetrada puede controlar el movimiento y el roce del clítoris contra el pubis de la persona que penetra. En esta postura, la curvatura del pene llega a estimular la zona G, por lo que se logra una doble estimulación.
La vaquera es otra postura clásica. Foto: Platanomelón
