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Sexualidad

Sexo: ¿existe un número ideal para tener relaciones sexuales en pareja?

Llevar la cuenta sobre cuántas veces deberían tener sexo las parejas puede impactar de manera negativa en la vida sexual de las personas.

Los problemas en torno a la insatisfacción por la frecuencia comienzan a resolverse a partir del diálogo y del entendimiento hacia la otra persona. Foto: difusión
Los problemas en torno a la insatisfacción por la frecuencia comienzan a resolverse a partir del diálogo y del entendimiento hacia la otra persona. Foto: difusión

El número de encuentros sexuales en una pareja estable es uno de los temas que más preocupación y malestar genera en la vida sexual. La idea de que existe un número mágico hace creer a las personas de que hay parámetros para definir lo que es una relación de pareja saludable.

“Hacer comparaciones para descubrir si se está dentro de una ‘normalidad’ suele ser la mayor motivación de esta búsqueda”, señala a Infobae Cecilia Ce, psicóloga y sexóloga argentina.

En muchas ocasiones es difícil escuchar el propio deseo para entender cuál es la frecuencia posible y satisfactoria para la propia pareja. Pero ¿qué es lo que se cuenta? ¿Momentos de encuentros? ¿Eyaculaciones? ¿Orgasmos por cada persona o en pareja? ¿Cómo y qué es lo que se mide? ¿Es presión social o es para la propia satisfacción?

Sexo: ¿existe un número ideal para tener relaciones sexuales en pareja?

Sexo: ¿existe un número ideal para tener relaciones sexuales en pareja?

“La intimidad, la conexión, la satisfacción no se mide en cifras numéricas”, detalla la experta. En esa línea, es común que las parejas no estén de acuerdo: lo más probable es que se presenten diferencias entre lo que cada persona considere una frecuencia de relación sexual ideal.

Una de las claves es que se empiece preguntando a la otra persona con qué frecuencia sexual se encontraría satisfecha. “Para bajar la expectativa de que el otro se amolde a mi propio deseo es importante promover un espacio para instalar el diálogo. Preguntarle a la pareja cómo funciona su deseo, cuándo está más disponible, cuándo es mejor momento, puede ayudarnos cuanto menos a bajar la ansiedad”, asegura.

Estos conflictos que surgen a raíz de la insatisfacción de la frecuencia empiezan a solucionarse desde el diálogo y el entendimiento sobre lo que le ocurre a la otra persona, para así llegar a un acuerdo con empatía y respeto. “A la hora de hablar, es importante no entrar en un círculo de reproches o de indiferencia, sino instalar el diálogo constructivo, la escucha amorosa, la respuesta honesta”, relata Cecilia Ce.

Algunas estrategias para evitar que la pareja termine cuando la otra persona tiene más deseo con respecto a su par es que se encarguen de encontrar espacios para canalizar dicho deseo: ejercicio físico, masturbación o un acuerdo de relación abierta.

“Si uno de los dos siente que se ha desconectado de su propio deseo sexual, podrá indagar y decidir trabajarlo. No hay una receta mágica. Cada pareja debe encontrar la manera de afrontar y negociar estas cuestiones, así como lo hacen con el resto de las actividades que comparten”, asevera la sexóloga.

No hay una frecuencia más “normal”, pues lo saludable es no dañarse y encontrar un punto medio. Poner el tema sobre la mesa y tenerlo en la agenda de las conversaciones impactará de manera positiva en el vínculo de la pareja.

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