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Política

Cuidado con los diálogos de Troya

La cita de Pedro Olaechea con el presidente Martín Vizcarra.

AAR
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El diálogo entre políticos constituye, especialmente entre los que tienen posiciones confrontadas, el mecanismo más eficiente para darle fluidez a la democracia y lograr acuerdos, pero hay que tener cuidado con ciertas conversaciones, como la planteada por Pedro Olaechea a Martín Vizcarra.

Primero, porque el presidente de la república debiera recordar lo mal que le ha ido en algunos diálogos, desde el que tuvo con Keiko Fujimori al inicio de su gobierno y ella incurrió en la bajeza de revelar lo que era una cita privada con el único fin de hacerle daño; hasta el más reciente donde el gobernador de Arequipa Elmer Cáceres grabó subrepticiamente la conversación para luego difundirla y hacerlo quedar en ridículo.

Segundo, porque Fuerza Popular ha demostrado en exceso que la trampa es su modo de vida y que es incapaz de establecer un diálogo franco. Como cuando Keiko Fujimori se reunió con Pedro Pablo Kuczynski con la complicidad del ex arzobispo Juan Luis Cipriani fingiendo vocación por la negociación pero ocultando el machete.

En este sentido, por más buenos modales que exhiba Olaechea, él es hoy la cabeza visible en el parlamento del fujiaprismo que lo puso en la presidencia del congreso, papel que viene desempeñando, hasta el momento, de manera notoria, al servicio de los intereses de esa corriente política.

Sin embargo, a pesar de su mala experiencia con los diálogos, y de la invicta vocación por la trampa de FP, el presidente Vizcarra debiera aceptar la cita solicitada por Olaechea –con quien se conoce bien pues ambos estuvieron en el primer gabinete de PPK–, porque nunca se debe agotar la posibilidad de llegar a acuerdos, aunque tomando ciertas precauciones.

Para empezar, sin ceder a la majadería de Olaechea de plantearle el lugar de la cita a un jefe de estado, algo que el presidente del congreso no debe olvidar ni creerse esa paparruchada aprista del ‘primer poder del estado’.

Y, para terminar, el presidente Vizcarra debiera establecer con claridad el motivo de la cita. Es decir, debe ser para conversar sobre la agenda ineludible y no aquella con la que quiera distraer Olaechea por mandato de FP: sobre el proyecto de adelanto de elecciones.


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