Él mocha, ella mocha: una lista, por Mirko Lauer

Los empleados están aprendiendo para cuando ellos mismos intenten ser parlamentarios. En esa medida, es como si recibieran clases, que pagan con la parte mochada de sus emolumentos.

- El congresista siente que gana demasiado poco para lo que hace, y a la vez piensa que su personal en el Congreso gana demasiado para las tareas asignadas. Una de esas tareas es dejarse mochar.

-Considera que es él, y no el colectivo parlamentario, quien debe decidir cuánto van a ganar los asistentes, asesores y otros trabajadores de su oficina.

- Existe la idea de que los trabajadores mochados en sus ingresos, de todas maneras, ganarían mucho menos fuera del Congreso.

- Mochar clarifica, en el sentido de que profundiza, la diferencia entre congresista y empleado del Congreso, y en esa medida evita incómodas confusiones.

- Como el público grita que los congresistas ganan demasiado, es imposible subirse los sueldos. Así que eso se puede "solucionar" con una parte de los ingresos del personal.

- La oportunidad de ser congresista no se repetirá, por lo que considera fundamental acumular dinero de todas las fuentes posibles, comenzando con las más a la mano.

- Como no está claro qué hacen realmente los asesores y otros, sus remuneraciones también son vagas, lo cual permite al congresista "introducir precisión" en el tema.

- Los empleados están aprendiendo para cuando ellos mismos intenten ser parlamentarios. En esa medida, es como si recibieran clases, que pagan con la parte mochada de sus emolumentos.

- Mochar es un placer. El dinero mochado se parece mucho al que uno se gana con un golpe de suerte en alguno de los casinos cercanos al Congreso.

- "Si todos mochan, yo también." Los que denuncian al congresista están demostrando que no merecían ganar lo que recibían en primer lugar.

- Con tantos colegas mochando, que uno no lo haga podría hacer pensar que tiene algún tipo de arreglo ilícito con su propio personal.

- Todos esos trabajadores son sus parientes, y en esa medida deberían estar trabajando casi gratis. El sueldo mochado que reciben ya es una gran cosa, y no deberían quejarse.

- Los impuestos son una manera de mochar ingresos a toda la población, y en asuntos del Congreso, el Estado soy yo. Muéstrenme un sueldo que no haya sido mochado.

- El partido me saca a mí una parte de mis ingresos, posiblemente con la idea de que yo debo trasladar ese cobro a mis empleados, que no pagaron —como yo— para obtener una plaza en el Congreso.

Mirko Lauer

Observador

Un poemario cada tantos años. Falso politólogo. Periodismo todos los días. Natación, casi a diario. Doctor por la UNMSM. Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, Francia. Beca Guggenheim. Muy poco twitter. Cero Facebook. Poemario más reciente, Las arqueólogas (Lima, AUB, 2021). Próximo poemario, Un chifa de Lambayeque. Acaba de reeditar la novela policial Pólvora para gallinazos (Lima, Vulgata, 2023).