La democracia arrasada por el Congreso
En su afán de controlar la JNJ y el JNE, destruyen la poca institucionalidad existente.
Hay una vocación de caos y destrucción en estas medidas que va tomando el Congreso en relación con el sistema de justicia y el poder electoral. Ante la imposibilidad de sacar miembros de la Junta Nacional de Justicia mediante sus acusaciones constitucionales, proceden a ver cómo destruyen la institución y recrean otra, posiblemente, más afín al extinto CNM. Es decir, permeable políticamente y suficientemente influenciable desde el Legislativo.
Se trata de una propuesta hecha por una exfiscal de la Nación, Gladys Echaíz, quien también fue en su momento permeable e influenciable del poder político, en ese momento representado por Alan García y el Partido Aprista.
El caso del presidente del Jurado Nacional de Elecciones, Jorge Salas Arenas, es tan delirante como el anterior. Autorizar a que se proceda a denunciarlo constitucionalmente por una contratación como funcionario del JNE a un experto de la categoría de Fernando Tuesta Soldevilla porque no tiene los tres años que se requieren de experiencia para el Estado es ridículo. Posiblemente, Tuesta sea quien más conozca de elecciones en el Perú y para demostrarlo están sus libros, declaraciones, etc. Adicionalmente de su formación académica y sus labores frente a instituciones del Estado.
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No es solo esa la arbitrariedad, sino también se está usando como justificación su cargo de juez supremo, que es la única manera de abrirle un juicio político, pese a que para la contratación de Tuesta actuó claramente como funcionario del JNE.
A este cúmulo de acciones sin legalidad y naturalmente extremas y destructivas, se suma ahora la intención expresada por los parlamentarios de promover acusación constitucional contra el actual fiscal de la Nación, Juan Carlos Villena, y la fiscal suprema Delia Espinoza. ¿Las razones? Ya no importan. El tema es destruir malamente la poca institucionalidad democrática existente y conducirnos al páramo de la tierra arrasada y dominada por la candidata que requiere ser dueña de la cancha, designar al árbitro y jugar con su pelota para garantizarse el triunfo.
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