Esta semana, después del anuncio de Yape sobre el lanzamiento de un nuevo producto, Yape Empresa, que va a incluir un cargo a todos los que transfieren más de S/25.000 al mes, las redes sociales explotaron. Poniendo de lado la desinformación hecha por algunas personas que creían que los cargos eran a todas las transacciones (no es así), lo más interesante para mí fue la reacción de las personas que sí entendían que iba a suceder, pero que igual expresaban su furia al respecto. La discusión en redes sociales incluyó hasta opiniones opuestas de congresistas actuales, así como de ex-congresistas. A mi parecer, todo este debate estuvo mal direccionado. Les explico por qué.
Cualquier aplicativo requiere que la empresa que lo haga gane dinero de alguna manera. Alguien tiene que pagar los servidores, programadores y personal operativo necesario para mantener el producto vivo. “Pero Yape es del BCP y ellos ganan dinero con préstamos” fue uno de los argumentos que rotaron en redes. Si esta es tu opinión, te invito a preguntarte: ¿qué pasa si Yape deja de existir? ¿Existe un golpe significativo a los ingresos de esa línea de negocios para BCP? Si la respuesta es no (lo es), entonces es un pésimo argumento.
Ya he hablado extensivamente de los modelos freemium en otras columnas: el concepto de darte un servicio gratis que es subsidiado por otros servicios más avanzados que sí se cobran (por ejemplo, Yape Empresa). Sin embargo, también existen otros modelos en los que el usuario se convierte en el producto (como varios servicios de Google y Facebook). En estos casos, los datos de los usuarios se venden de alguna manera a otra entidad. Recordemos que Yape pertenece al BCP. ¿Creen que Yape le va a vender información de sus usuarios al BBVA o Scotiabank? No, pues. ¡Estoy seguro de que a Plin le encantaría que este fuera el caso! Sería tonto.
Bueno, puedes vender propagandas (como lo hace Google), pero esto requiere atención mucho mayor a los pocos segundos que le das cuando usas el aplicativo de Yape para hacer la transferencia. No es un buen modelo porque no es atractivo para las entidades que comprarían publicidad, ya que estas optan por visibilidad de su propaganda (la que no existe si usas el aplicativo por 5 segundos y luego lo cierras).
¡Ajá! Eso sí es parte de la estrategia de tener una superapp. Por varias razones, es obvio que Yape está apuntando a eso. Es más, es muy posible que sí lleguen a ser los primeros en lograrlo en el Perú. Pero hasta hoy no lo son. Todavía están en camino, así que tienen que buscar otros modelos de monetización.
En EEUU, si quieres transferir dinero a otras personas, tienes varias opciones. Puedes usar Venmo, Paypal, Cashapp, Zelle y muchísimo más. Vale recalcar que la mayoría de estas opciones no pertenecen a un banco. Son terceros. Sin embargo, en Perú hay muy pocas opciones, y encima todas pertenecen a bancos. Esa es la pregunta que deberíamos hacernos. ¿Por qué hay tan poca competencia de aplicativos financieros en el mercado local? La respuesta es la poca presión que las entidades supervisoras estatales han puesto en impulsar open banking.
Open banking es un modelo de servicios financieros que permite que terceros (no solo los bancos grandes) accedan y manipulen la información financiera dentro de bancos convencionales mediante el uso de interfaces de programación (API). Este enfoque revoluciona la forma en que se comparte y se accede a la información financiera. El beneficio ya ha sido demostrado en varios países de la región y el resto del mundo. El resultado final es que facilita la creación de servicios financieros innovadores y personalizados, lo que mejora la experiencia del cliente. Al abrir el acceso a los datos, promueve una competencia más intensa y equitativa en el mercado financiero, pues permite la entrada de nuevos actores (como las fintech) que puedan ofrecer soluciones alternativas y competitivas. Esto incentiva a los bancos tradicionales a innovar y mejorar sus servicios, lo que beneficia a los consumidores con más opciones, mejores precios y productos financieros más adaptados a sus necesidades. Aunque el Perú ya ha empezado con sus iniciativas de open banking “por escrito”, la implementación todavía deja mucho que desear.
En otras palabras, si es que Yape decide cobrar a las pequeñas empresas ‒y ojo, creo que están en todo el derecho de hacerlo‒ con open banking, saldrían muchas compañías inmediatamente a competir ofreciendo modelos de monetización alternativos. Si no te gusta ese modelo de negocio, te vas a la competencia y, debido a open banking, la interoperabilidad haría que no sea tan difícil hacerlo. ¿No te gustan los costos de Yape Empresa? Puedes usar cualquiera de las competencias. Sin open banking, crear estos productos es simplemente imposible, porque el banco no tiene incentivos para proveer esa información. Y si lo hacen, se aseguran de que los costos sean tan altos que no puedas competir con un servicio que ofrecen.
En resumen, no te quejes de que una empresa privada quiera cambiar su modelo de negocios; en vez de eso, quéjate de que el Estado no ha empujado las iniciativas de open banking de manera más agresiva (como se ha hecho en muchos países del resto del mundo). Eso es lo que resolvería realmente este problema.
Científico en Computación (California State University) y emprendedor en serie de dos startups en Silicon Valley. 20+ años creando sistemas de información geográfica en compañías como ESRI (ArcGIS), Microsoft(MS Flight Simulator), NVIDIA y AmigoCloud. Creyente (casi fanático) del poder de Open Data (datos abiertos) y Open Source (código libre).