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Guitarra y eternidad

“El libro de Echecopar, así, no es más que un homenaje a nuestra grandeza cultural y el entrañable mestizaje de ayer y de siempre”.

En el libro La música del Perú. Tras los códigos de nuestras identidades culturales del maestro y concertista Javier Echecopar Mongilardi y que se edita en estos días, existe un trabajo de investigación profundo y contundente para, desde la música, interpretar al Perú. Vaya experiencia en ese viaje del barroco, a lo clásico y a lo popular. Una maestría inédita en el campo musical de un texto integral y amplio, un aporte notable que abarca más de 600 páginas y que todo el país debiera conocer.

El libro cuenta además con un prólogo de Rodrigo Montoya, quien explica que las primera relaciones entre las músicas del mundo están cargadas por esa tragedia nacional de dominio colonial, por aquello de las conquistas. “El desprecio a los otros —los llamados indios, negros, bárbaros o salvajes— por su ‘nosotros’, excluyente, convencidos de una supuesta superioridad, su raza pura, su dios único y verdadero, la universalidad de su evangelio y su hasta ahora indiscutible convicción de ir por el mundo destruyendo diablos y demonios, extirpando idolatrías e imponiendo a su dios como si fuera el único”.

En medio de esos pesares y grandes dolores, los pueblos tienen una riqueza extraordinaria: cantan, bailan, se ríen a carcajadas de los hombres poderosos. Si así no fuera, ya se habrían extinguido todos los pueblos indígenas del mundo; por su parte, las capas populares de las sociedades ya occidentalizadas solo serían consumidoras de músicas ajenas. Existe pues una poética sonora que viene desde la antigüedad del tiempo –acaso Caral, donde no se hallaron armas sino instrumentos musicales– que como relámpago inmarchitable cruza la línea de los tiempo y nos embellece-

Una verdad irrefutable nos dice que lo popular puede llegar a ser tan excelso, complejo y elegante como la música académica clásica de rigor doctoral. Y eso ocurre en los cuatro movimientos y un encore (resbalosa) en lo que está compuesto el libro que Echecopar, concertista de primer nivel, entiende como un devenir natural entre el rico universo musical peruano prehispánico, colonial y republicano y la modernidad. Por ello se recurre, se cita y se admira en su texto a dos maestros de la guitarra peruana: Raúl García Zárate y Manuelcha Prado quienes aprendieron la magia de la guitarra solo de oído.

El libro de Echecopar, así, no es más que un homenaje a nuestra grandeza cultural y el entrañable mestizaje de ayer y de siempre.

La República

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