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Ruido de fondo

“Mientras nos aturden con cambios de ministros y discursos incoherentes [...] unos roban a manos llenas y otros legislan en función de sus intereses o de los de quienes les pagan. La única pregunta sin responder es por qué no los sacamos ya mismo”.

¿Cuál sería el soundtrack de la actual política peruana? Hubo una época –muy larga– en que dicho efecto sonoro era dominado por los sables, las botas y, más adelante, las orugas de los tanques o incluso los aviones de guerra. Hace no mucho tiempo, esos ruidos marciales se fueron desvaneciendo hasta desaparecer o, acaso, entrar en periodo de latencia. Coincidió, grosso modo, con la caída de la dupla Fujimori-Montesinos y los albores del presente siglo. Pese a las notorias limitaciones de nuestra clase política, las instituciones crecieron, los periodos electorales se respetaron o por lo menos se actuó de acuerdo a ley.

No era el mejor de los mundos, claro está. Desaprovechamos un ciclo de alza en los precios de nuestros commodities y la pandemia lo puso descarnadamente en evidencia: nos faltaba todo, desde personal de salud y hospitales hasta la tecnología básica para la educación a distancia. Distraídos por el miedo y el desastre, llegamos en el 2021 a una segunda vuelta catastrófica, cuyo ruido de fondo correspondía a una película de terror de serie C.

Lo que vino después fue peor. El Gobierno de Castillo ya abandonó toda pretensión de gobernar y solo se preocupa por sobrevivir el mayor tiempo posible, pues, mientras más duren en el poder, más podrán llevarse las (nuestras) arcas del Estado a sus bolsillos. El Congreso va por ahí: lo único que les interesa es perdurar hasta el 2026, pues se han sacado –con raras excepciones– una lotería de cinco años.

En el valle de El Carmen, en Chincha, todos los años llega en Fiestas Patrias un circo de pueblo. Para anunciarse, propalan durante horas una grabación que se repite una y otra vez: “¡El Dúo Pimpinella, Laura Bozzo, Los Iracundos, Augusto Ferrando!”. Presumo que se trata de imitaciones. El asunto es que el volumen es atronador y la insistencia es digna de la compulsión a la repetición de un psicótico con personalidad obsesiva. Intentando encontrarle algún sentido a esa tortura, pensé que esa reiteración absurda bien podría ser el soundtrack de lo que estamos padeciendo.

Con una atingencia: mientras nos aturden con cambios de ministros y discursos incoherentes para tapar su incompetencia y corrupción, unos roban a manos llenas y otros legislan en función de sus intereses o de los de quienes les pagan. La única pregunta sin responder es por qué no los sacamos ya mismo.

La República

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