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¿Te quedas o te vas?, por Mirko Lauer

“Asumamos finalmente que algunos congresistas no se quieren ir antes del plazo simplemente porque les gusta la tarea de legislar. Para los bisoños es ideal un Congreso con mucha comisión y poco debate en el Pleno, como lo planteó hace ya tantos años Jaime Yoshiyama”.

Muchos congresistas, o unos cuantos, o quizás todos, se resisten a acortar su periodo en el cargo para aliviar la crisis política. En torno a esto hay varios argumentos y explicaciones. El más mencionado es que los congresistas no quieren dejar su sueldo, el modesto relumbrón del cargo, u otros beneficios que pudiera haber por el camino.

Los congresistas que se resisten a partir anteladamente argumentan sobre todo que el plazo de su elección al cargo es constitucional, y por tanto debe ser respetado. Alguno de ellos ha añadido que no entiende cómo así un recorte de ese plazo ayudaría a resolver la crisis política en curso. Lo cual amerita explicación.

En verdad a los congresistas se les está pidiendo que acepten un adelanto de las elecciones del 2026 como manera de reducir el paso de Pedro Castillo por la presidencia. En realidad no es tanto un “que se vayan todos”, sino una suerte de “que se vayan unos para que se vaya también el otro”. Pero los legisladores no están interesados.

Un factor que debilita la llegada del adelanto propuesto es que los nuevos parlamentarios no son todos mejores que los anteriores. Esto se debe al sistema político, es decir electoral y partidario, que necesita compostura. Sin reformas adecuadas, seguiremos en la misma cantaleta del recambio salvador hasta el año 3000.

Lo que viene sucediendo con las elecciones regionales y municipales en términos de la calidad de numerosos candidatos, es un adelanto en cuenta de lo que serán las próximas elecciones generales, adelantadas o no. Como siempre, la verdad sobre quiénes son muchos de los ganadores recién se conocerá cuando ya sea tarde.

Volviendo al Congreso, es cierto que este es un típico caso en que justos pagan por pecadores. Aunque el balance de un año sugiere que los justos no son tantos, o por lo menos pasan de la virtud al vicio político con cierta facilidad. En todo caso, siempre hay grados, y se les nota en el día a día de la práctica.

Asumamos finalmente que algunos congresistas no se quieren ir antes del plazo simplemente porque les gusta la tarea de legislar. Para los bisoños es ideal un Congreso con mucha comisión y poco debate en el Pleno, como lo planteó hace ya tantos años Jaime Yoshiyama.

La República

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