¿El 30 de abril es feriado o día no laborable en Perú?

¿Qué pasa con la política?, por Mirko Lauer

“Los independientes banalizaron, pero lo que idiotizó el asunto fue el surgimiento de las agrupaciones electorales a imagen y semejanza de la empresa privada. Las siglas aceptadas por el JNE tienen dueño, y los políticos ahora son muy intercambiables, y huelen a personal contratado, a un kilómetro de distancia”.

¿Está la política perdiendo tracción como tema en el Perú? Sin duda los políticos son cada vez menos interesantes. Algunos por desconocidos, otros por demasiado vistos. A los primeros no tiene sentido conocerlos más; con los segundos no hay manera de evitar la vitalicia insistencia. Uno de los efectos de esto es una enorme indiferencia pública frente a lo electoral.

Los discursos cargados de ideas o propuestas han sido reemplazados por declaraciones al paso, con el nuevo político-Twitter adecuado a la necesidad de los formatos mentales de las redes. En tal situación florecen los idiotas, cuyo arte es decir muy poco, o casi nada, lo cual reduce la crítica del público.

La banalización de la política en el Perú no es, aunque lo parezca, un invento de este gobierno. Probablemente comenzó cuando el electorado se cansó de los partidos, y empezó a encumbrar a los llamados independientes. La palabra de inmediato hace pensar en Ricardo Belmont, una novedad a fines de los 80. Hoy todos los políticos son independientes.

Los independientes banalizaron, pero lo que idiotizó el asunto fue el surgimiento de las agrupaciones electorales a imagen y semejanza de la empresa privada. Las siglas aceptadas por el JNE tienen dueño, y los políticos ahora son muy intercambiables, y huelen a personal contratado, a un kilómetro de distancia.

Si el dueño del partido es libre de contratar, el político es libre de saltar de sigla en sigla. Con lo cual las palabras en la política siempre parece que estuvieran fugando de la realidad. Así, el político ha perdido identidad. Sin la hoja de vida a la mano, no sabemos de dónde viene, y menos todavía a dónde va.

Uno pensaría que con todas estas características la política peruana hoy parecería un divertido circo, y algunos la han definido así. Pero esa actividad necesita muchas habilidades, y entre los políticos de esta hora no encontramos ninguna. Esto con las excepciones del caso, que no hacen sino recordarnos la tristeza de todo el asunto.

Grupos aparentemente movilizados en las plazas, trolls en las redes, oradores en el Pleno, candidatos en los carteles, todo está, o por lo menos parece, alquilado para la temporada. La próxima vez estarán en otra planilla, recibiendo instrucciones para decir otras cosas.