Prefotocheck político de agosto

María del Carmen Alva. Ha descubierto que la descomposición en Acción Popular es mayor que lo percibido a simple vista, y que hay futuro político para quien arregle esa situación. Se abre un tiempo de expulsiones, y casi seguro vendrá un turbulento Congreso partidario después de las próximas elecciones.

Patricia Benavides. Ayer en una nota, Fernando Vivas llama a la Fiscalía “actor político fundamental”, y tiene razón. Cabe añadir que los fiscales han evitado ser un actor partidista. La institución ha templado sus nervios por años investigando a los políticos más prominentes. La inevitable campaña del gobierno contra ellos ya ha comenzado.

Kurt Burneo. Si el gobierno estaba tan contento con su marcha económica, ¿por qué sacó a Óscar Graham del MEF? Burneo no es una mala carta ministerial, pero no parece tener virtudes distintas de las de su antecesor. Le está aportando al cargo un estilo nervioso, que lo lleva a dar más declaraciones que las necesarias.

Pedro Castillo. Empezando a perder la compostura de cara al público. Su paso al ataque no está dando resultados. Problemas como Chota comercial & alrededores, o el expreso Breña-Palacio le han agriado el gesto y malogrado el humor. Paradójicamente, es ahora que ponerse el sombrero le daría el mejor de los servicios.

Miguel Rodríguez Mackay. Se ha estrenado con una suculenta revelación: lo que le costó la cabeza a su antecesor César Landa fue el veto parlamentario del viaje de Castillo a Bogotá. Hay que seguir sintonizados para pescar más datos de corral, el diplomático y el chotano.

Juan Silva. Se está volviendo enigmático. Vive oculto, y nada puede sacarlo de su madriguera. Se declara inocente de todo pero quiere salir a delatar, pero no a inquilinos de Palacio sino a gente del ministerio que ocupó. Hasta ahora ha sido más delatado (los 100 grandes) que delator. Si no se apura, va a perder la posibilidad de lavar sus pecados.

Aníbal Torres. Entre su renuncia inaceptada y su vuelta al escritorio de la PCM, Castillo se fabricó un buen pedazo de un nuevo gabinete. De otra parte los abogados de Palacio lo han arrimado de su papel de defensor del jefe. Esto lo ha dejado en un limbo, que hace pensar que no se ha quedado al 100%, que solo sigue allí para cumplir un par de encargos.