¿El 30 de abril es feriado o día no laborable en Perú?

Una nueva derecha

“Es la gran oportunidad de jóvenes de derecha liberal, de que le disputen a la izquierda democrática las banderas del progresismo...”.

Si luego de analizar, debatir con cifras, estudios técnicos, etc., se concluye que lo que se propone es bueno para el colectivo, no debiera importar la orilla política de quien lo propone. Ese es el mensaje que la mejor versión de Hernando de Soto ha tratado, con sus aciertos, errores y polémicas, de repartir por el mundo. La idea es no descalificar de plano a quien se convence o nos convence de sentarnos en la misma mesa, recurriendo a un pragmatismo productivo, sobre la base del diálogo y la confrontación de ideas para llegar a una solución integral de un problema determinado.

No queda otra que coexistir, no podemos aniquilar al adversario político, siempre y cuando el debate se lleve a cabo dentro de los cauces democráticos, claro está. Libre mercado con responsabilidad social, respeto irrestricto por los derechos humanos, fiscalización del estado al mercantilismo, libertades civiles, los más calificados y experimentados para los puestos de importancia, entre otros compromisos esenciales.

En mis sueños, eso debieran representar Avanza País y los morados. Alejandro Cavero, Adriana Tudela, sentados con Ed Málaga, Flor Pablo o Susel Paredes, por ejemplo, en lugar de jugar en equipo para los enjuagues y blindajes de Fuerza Popular y Renovación Popular. Están a tiempo de representar una derecha diferente, limpia, técnica y liberal, ahora es el momento.

Reformas políticas, sangre nueva. La realidad, sin embargo, es muy distinta, y lo que vemos es que el fujimorismo se arroga la representación de toda derecha, calificando como “rojo” todo aquello que no sea su aliado en los temas que tienen que ver con su amplio prontuario judicial pasado y presente o en la devolución de favores a personajes impresentables.

Avanza País no está para eso, distínganse, traten de no juntarse con personajes desgastados. Es la gran oportunidad de jóvenes de derecha liberal, de que le disputen a la izquierda democrática las banderas del progresismo y a la derecha extrema y conservadora el monopolio de la fórmula del éxito macroeconómico.