¿A cuánto está el DÓLAR HOY?

Yo perreo sola

“Son muchas las mujeres y diversidades que perrean hasta abajo, las que deciden apropiarse (por fin) de sus cuerpos, las que abrazan su sexualidad y la expresan en sus términos”.

Hablar del machismo en las letras y formatos visuales en el reguetón sin mencionar las mismas prácticas en géneros como el bolero, la balada, la cumbia, la salsa y el mismísimo rock es problemático. La cosificación de las mujeres, la hipersexualización de mujeres negras en particular, la sumisión, las relaciones de poder, el amor romántico como fuente de violencia, la normalización del acoso a niñas y adolescentes, la invisibilización de otras identidades sexo genéricas, así como de orientaciones sexuales no normativas, son asuntos no superados en casi todos los géneros músicales populares, no solo en el reguetón.

Entonces, ¿por qué el discurso en su contra se ha vuelto la ‘’vieja confiable’' de la superioridad moral musical? Quizás porque señalar lo que gusta masivamente siempre ha sido la salida más fácil y, sobre todo, cuando detrás hay cuestionamientos válidos sobre el sexismo y la misoginia normalizada en la mayoría de canciones del reguetón. Pero si no analizamos los mismos desde un enfoque diverso, equitativo e inclusivo, uno que desmantele también el clasismo y el racismo desde el que se mira y ataca a uno de los géneros más populares de todos los tiempos, la crítica queda vacía y se vuelve más de lo mismo.

Son muchas las mujeres y diversidades que perrean hasta abajo, muchas las que deciden apropiarse (por fin) de sus cuerpos, las que abrazan su sexualidad y la expresan en sus términos. Son las mismas que no temen apuntar a quienes no hacen nada por salir de los lugares comunes del reguetón. Porque aunque la norma es que sean las mujeres quienes se ven sometidas en prácticamente todos los generos musicales, lo cierto es que ha habido un avance significativo en el que ya no habrán producciones que impunemente destilen misoginia sin que se les cuestione, en el que hay cada vez más mujeres cantando sobre temas antes vetados para ellas. ‘’Todos los artistas masculinos top pueden cantar abiertamente de sexo, pero ahora que Becky G. canta letras atrevidas es un problema’', comentaba en tercera persona la intérprete de ‘Mayores’ y ‘Sin pijama’ en una entrevista para un diario español.

Hay, también, otras opiniones, sobre todo desde el feminismo más hegemónico y académico, que acusan la sexualización de las mujeres, incluso si estas vienen desde la auto determinación, de presentarse como un falso empoderamiento. Pero, ¿qué es empoderarse? ¿significa lo mismo para todas las mujeres y diversidades? Lo cierto es que no hay un consenso. Y, ante esto, las experiencias propias son argumentos válidos y suficientes.

Hace unos días, cientos de mujeres y diversidades feministas y no feministas, armaron lazos, bromearon o se lamentaron por no haber conseguido una entrada para ver a Bad Bunny, uno de los referentes mundiales del reguetón, el mismo que apareció travestido (con lo que eso implica para la idea de masculinidad en el reguetón) en una canción sobre libertad de las mujeres de bailar como, cuando, sin y con quien les de la gana y que condenaba el acoso. Esto generó indignación en muchos. ¿Cómo puede ser? Si el reguetón es machista y misógino. Si la música de antes (lo que sea que signifique ‘’antes’') es mejor. Tranquilos. Perrear y tener un acercamiento feminista, antirracista y que cuestione privilegios y sesgos de clase es posible. No son acciones excluyentes. De hecho, cuando hay un artista cantando lo que Maluma en ‘4 babys’, son ellas las que están en primera línea visibilizando el problema.

‘’Feminismo y reguetón: ¿una contradicción’' se suele decir para este tipo de análisis. Depende de qué aspectos empoderen a cada mujer. Pero la idea de apropiarse de la sexualidad para una misma y no para la mirada ajena, de perrear sola, con amigas, en ambientes seguros y libres de violencia, de la noche como territorio de disputa, de mujeres latinoamericanas, muchas de ellas sin aquella belleza hegemónica, como referentes musicales, se acerca mucho al feminismo incluyente y transgresor del que tanto se teoriza.

Lucia Solis Reymer

Casa de Brujas

Periodista y editora de género en Grupo La República. Licenciada en Comunicación y Periodismo por la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas y máster en Estudios de Género por la Universidad Complutense de Madrid.