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Un mail para tu ausencia

“Se cuenta que José Soriano, luego de lanzar el correo de marras, se fue del país, pero volvió decidido a masificar el acceso y uso de Internet y conformó una asociación de 43 instituciones que se iniciaron en la marea digital de esos días”.

Para muchos pasó inadvertido. Una vez más el poeta Fernando Obregón Rossi publicó en sus dominios que hace 30 años, el 1 de diciembre de 1991, desde el Perú se envió un mensaje extraño. ¿Qué cosa? El primer correo electrónico desde estas costas. Su texto iba con una foto de un tipo enredado en cables y tramoyas. Era José Soriano, líder de la Red Científica Peruana y autor de la hazaña. Esta que inauguraba el capítulo masivo de Internet y que activaba las cabinas públicas, los mensajes digitales, quizá el primer biberón de la llamada generación de los millennials y, hasta hoy, el teletrabajo, la teleconsulta y la consolidación de una vida hiperconectada tan diferente a generaciones pasadas.

Y ya nada fue igual. La vida había cambiado. Mi reino por un e-mail, decían mis compañeras. Y la RCP se hizo robusta y nuestro país y se anticipó al resto de países latinoamericanos como el primer proveedor de Internet en la región y el referente de las tecnologías de la información. Se cuenta que José Soriano, luego de lanzar el correo de marras, se fue del país, pero volvió decidido a masificar el acceso y uso de Internet y conformó una asociación de 43 instituciones que se iniciaron en la marea digital de esos días.

En 1990, en el diario Página Libre, fui testigo de la primera implementación de la redacción de terminales en línea. Fue la primera experiencia periodista –atrás habían quedado las viejas máquinas de escribir– que luego trasladáramos a Expreso, El Peruano y La República. Yo conocí de esa metamorfosis. Pasar de las “cuartillas” y “picas” a los “módulos” fue dejar la carreta por un Ferrari.

En ese entonces la RCP pudo ejercer el valor de las telecomunicaciones en un marco de identidad nacional, pero tres años luego apareció la mano abyecta de Fujimori, quien subastó las acciones de las empresas peruanas en el marco de un proceso de privatización. Por eso se afirma hoy que el enemigo público de la RCP fue la Telefónica, acostumbrada a operar en condiciones de monopolio. No solo incidía a su favor en las regulaciones públicas y hacía competencia desleal, también cortaba las líneas de acceso telefónico y ofrecía puestos y muy buenos sueldos al personal de la RCP.

De aquel mail de 1991 apenas pasó 30 años, pero transcurrió más. Una lucha encarnizada entre el poder y la voluntad popular. En el medio, don José Soriano, un personaje que enfrentó la concentración y la desventaja y jamás se vendió.

La República

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