Más sombras, nada más

Medidas en megatones vacadores, las anunciadísimas primicias chuponeadoras del programa ‘Cuarto poder’ han sido más bien modestas. No apareció Pedro Castillo con las manos en ninguna masa. Más bien audios y videos han servido para complicar la situación de uno de los sobrinos presidenciales, que no es lo mismo.

Mucho más dramática han sido algunas reacciones en la semana que precedió a la transmisión. Castillo se refirió a ella por adelantado y puso en marcha una campaña de invitaciones a todos los políticos dispuestos a reunirse, que todavía continúa. Algunos voceros dieron por sentado que ‘Cuarto poder’ precipitaría la caída de Castillo.

Puede que la reacción presidencial no se debió a los rumores de la TV, sino simplemente a la acumulación de votos parlamentarios para aprobar la moción Chirinos, que lo va a colocar frente al Congreso. Esos 52 votos ya estaban allí antes del programa, y por tanto no lo necesitaban para convencerse.

La transmisión del domingo no ha ayudado a Castillo, en cuanto ha servido para reforzar la percepción del local de Breña como un centro de reuniones asolapadas entre gente con llegada al gobierno y gente de los negocios sucios. Quizás hay allí hilos que los investigadores podrán seguir jalando, pero no aparece el proverbial revólver humeante.

Castillo no aparece en Breña jugando un papel de político corrupto. Pero lo que va apareciendo es la imagen de un presidente rodeado de corruptela por muchas partes. Parientes y amigos, ministros, directores, funcionarios públicos de segundo nivel, un exsecretario. Una lista que todavía se puede alargar.

Pero la sospecha de que los audios pudieran ser decisivos sí complicó la situación de Castillo. El camino hacia el centro que lo podría poner a buen recaudo de males mayores parece haberse desviado. Vladimir Cerrón ha empezado a jugar con la posibilidad de obtener una influencia en Palacio que en realidad nunca tuvo.

Las primicias de ‘Cuarto poder’ son importantes. Pero desde la perspectiva de la vacancia no parece haber un antes y un después en relación a ellas. Más bien se ha aportado a una acumulación que viene de atrás. No un golpe de martillo demoledor, sino más bien una nueva vuelta del tornillo acusador.