Con una gran simpatía por el desorden
La dificultad creciente del gobierno para ser consistente.
Un gran problema del gobierno, que en vez de irse solucionando se ha agravado, es la inconsistencia profunda y frecuente entre sus principales integrantes, empezando por el gran entusiasmo por el desorden del propio presidente Pedro Castillo.
Tras el exabrupto del expremier Guido Bellido de anunciar vía twitter la renegociación del contrato del gas de Camisea, incluyendo la amenaza de optar por “la recuperación o nacionalización de nuestro yacimiento”, con el fin de postergar su despido, el ministro de economía, Pedro Francke, se preocupó de precisar que no es propósito del gobierno realizar expropiaciones, tal como ya lo había estado diciendo antes.
La preocupación de Francke es reducir la desconfianza de la inversión privada frente al discurso contra ella que abunda en el gobierno, por su impacto en el crecimiento y el empleo.
Con el fin de dar una respuesta organizada, el gobierno creó una comisión multisectorial para estudiar la situación del gas, y evaluar la ampliación de las reservas, el desarrollo de la infraestructura en diversas regiones del Perú y los mecanismos que permitan la masificación de este recurso.
En eso iba el gobierno, y el discurso de ayer de la premier Mirtha Vásquez ante el congreso estuvo, en líneas generales, en esa dirección, pero, mientras eso ocurría en el hemiciclo, el presidente Castillo estaba en Bagua Grande, desde donde lanzó otra iniciativa que genera un nuevo escenario en torno al proceso sobre el gas.
“Instamos al congreso para que de una vez por todas hagamos una ley conjunta sobre la estatización o la nacionalización del gas de Camisea para darle a todos los peruanos. Es necesario darles a los peruanos lo que el pueblo produce”, dijo Castillo.
Lo mismo ocurre sobre otro tema central: la reforma de la constitución. La premier Vásquez y el ministro Francke han señalado que no es una prioridad ni está en la agenda de gobierno, pero el sábado la ministra de trabajo, Betssy Chávez, lanzó, a dos días de presentarse ante el congreso, una arenga por la asamblea constituyente.
Grave daño le hace el gobierno al país y a sí mismo si no puede tener una posición inequívoca y clara sobre temas cruciales. ¿Quién manda ahí?
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