El agro al centro

Con el lanzamiento de la “segunda reforma agraria”, el presidente Castillo ha enviado un claro mensaje: el agro estará en el centro de las nuevas prioridades políticas. Lo ocurrido el domingo 3 de octubre ha sido el primer éxito del gobierno en términos de comunicación política, pues por primera vez desde el 28 de julio logró marcar agenda, tomando la iniciativa y definiendo el tema de discusión pública. Un logro importante para un gobierno que ha estado durante dos meses a la defensiva.

El mensaje ha sido transmitido: por primera vez en décadas, la agricultura campesina va a estar en el centro, lo que no es poca cosa en un país en el que este sector es uno de los principales generadores de empleo. Además, alrededor del 80% de los alimentos que consumimos provienen de este tipo de agricultura, que ha venido cumpliendo este rol vital para nuestra seguridad alimentaria pese a contar con escaso apoyo estatal.

Ahora bien, que ese mensaje se convierta en hechos concretos es algo que aún está por verse. Para empezar, si bien el nombre es un éxito de marketing, no se trata realmente de una reforma sino de un plan de fomento. Cosa que ya es muy importante en sí misma. Pero algunas de las cosas que se proponen ya se han implementado antes, como programas de apoyo técnico, créditos, promoción de la asociatividad, sistemas de cosecha de agua, entre otras. El valor agregado aquí sería un tema de presupuesto, escala y de articulación intersectorial.

Por otro lado, no podemos dejar de mencionar el gran tema ausente: el ambiente. La agricultura es uno de los sectores que más contribuyen en el Perú al cambio climático, principalmente por el cambio de uso de suelos para la ampliación de la frontera agrícola, la quema y otras prácticas. El necesario fomento de la agricultura debe ir de la mano con medidas apropiadas para reducir la huella de carbono de esta actividad.