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Habrá sorpresas

“Ojalá el Gobierno entrante escuche el clamor ciudadano: salud física y mental, seguir con el exitoso proceso de vacunación, reactivación económica, educación y retorno a clases”.

De todo lo que se escucha en estos días –horas– previos a la instalación del nuevo Gobierno, lo único seguro es la frase queda título a esta nota. Si nos basáramos en el discurso de Cerrón en el congreso de Perú Libre, esto sería lo que se viene: “La clara definición del Partido como una izquierda socialista-marxista-leninista-mariateguista permitió a la vanguardia del pueblo discernir y deslindar de la centroizquierda y de la izquierda liberal, empujar a la centro izquierda más al centro y radicalizar al Partido más a la izquierda, etcétera”.

La presencia de la palabra “clara” es insólita en un galimatías como este. Pero sí permite hacerse una idea de los delirios de grandeza del secretario general de Perú Libre, quien no tiene la intención de comprender que Castillo ganó las elecciones, además de por sus propios méritos, gracias a Keiko Fujimori y a pesar de Vladimir Cerrón.

Porque no nos engañemos: el pueblo y el partido son él, el inventor del neologismo “juninización” (también en el discurso). Si hay algo transversal a cualquier ideología, es la arrogancia ególatra, cuyo principal adversario es el pensamiento crítico. Dialéctico, si prefieren. Pesa una enorme incertidumbre sobre el vector resultante de estas fuerzas en pugna. Si bien la extrema derecha ha desempeñado un papel execrable en estas elecciones, exhibiendo su clasismo y racismo con una violencia sin precedentes, esta es una pequeña minoría. Millones de personas tienen miedo en estos precisos instantes. Ellos también son el pueblo y para ellos deberá gobernar Pedro Castillo.

En sus pocas intervenciones, el Presidente electo ha dado a entender que no va a gobernar para seguir el ideario atrabiliario de Perú Libre. Pero es obvio que tampoco puede ignorarlo de plano, sin enemistarse con Cerrón. Si consideramos que del otro lado hay grupos afilando los cuchillos de la vacancia, su margen de maniobra se estrecha cada día que nos acercamos al 28 de julio. Lo cual nos tiene en vilo a todos, ya agotados por la pandemia y la feroz crisis económica.

Ojalá el Gobierno entrante escuche el clamor ciudadano: salud física y mental, seguir con el exitoso proceso de vacunación, reactivación económica, educación y retorno a clases. Según Ipsos (encuesta publicada en El Comercio), solo el 11% considera el cambio constitucional como una prioridad. Queremos paz, no sorpresas.

La República

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