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A la caza de la directiva

“Izquierda y derecha tienen objetivos bastante concretos para los próximos cinco años, lo cual no parece ser el caso de las bancadas intermedias”.

La pugna por presidir la primera mesa directiva en este Congreso está relativamente pareja. Ni izquierda ni derecha tienen mayorías suficientes, y todo parece estar en manos de un sector de bancadas intermedias, que son conjuntos de centristas movedizos. El abrazo de Pedro Castillo y César Acuña podría decidir las cosas.

El argumento para acercarse a la izquierda en esta oportunidad es la gobernabilidad del país frente a una derecha que no da señales de haberse calmado. La idea es que una directiva con hegemonía de derecha prolongaría el clima anterior a la proclamación y rápido pondría en marcha una política de tierra arrasada desde la directiva.

Hay más argumentos. Uno es que siempre conviene tener puentes tendidos con el Ejecutivo. Otro es que actuar junto a Perú Libre y Juntos por el Perú puede ser una manera de ir mitigando sus impulsos más radicales. Además el antifujimorismo es una fuerza que recorre a muchos partidos, incluso a algunos con pedigrí de derecha.

Los dos grandes bloques enfrentan el problema de la presidencia. Casi todos los potenciales aliados aspiran a ocuparla, con la idea de establecer un balance entre bancada grande y bancada chica. En términos de estricta negociación, los aliados parecen tener todas las de ganar. Aunque quizás aparezcan buenas ofertas alternativas sobre la mesa.

Las alianzas de la próxima elección, la ganadora y la otra, estarán formadas mediante la incorporación de fuerzas disímiles, y en esa medida llegarán tocadas por el virus de lo transitorio. Izquierda y derecha tienen objetivos bastante concretos para los próximos cinco años, lo cual no parece ser el caso de las bancadas intermedias.

En otras palabras, las bancadas se están aliando en virtud de algunos propósitos, pero no de otros. El tema de una nueva Constitución es ya desde ahora una manzana de la discordia entre la izquierda y el centro. En la derecha esa manzana probablemente sea ni más ni menos que el derrocamiento del gobierno, en algunos casos anunciado con todas sus letras.

La nueva directiva, con cualquiera de los dos bloques, estará bajo ataque desde el primer día. Esto es una guerra avisadísima, con reverberaciones que inevitablemente llegarán hasta Palacio. Lo que aún no está claro es quién se podrá beneficiar más de ese río revuelto.

La República

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