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“Si el columnista opta por la alternativa no electoral, lo mejor es buscar temas muy apartados de la coyuntura. Se corre el riesgo de perder lectores desde el primer párrafo, pero se gana en imparcialidad y civismo”.

¿Sobre qué escribir en la semana anterior a las elecciones? Los columnistas pueden quedarse con la viada de los pasados meses, y seguir en el tema, que además se puede haber vuelto más dramático. También pueden optar por cierta asepsia, y suponer que sus lectores podrían agradecer un repertorio refrescado.

Pero sin duda veremos más de lo primero que de lo segundo. Pues en el fondo de su alma son muchos los comentaristas convencidos de que sus textos pueden influir en el resultado final, y de que sería irresponsable no hacer el último esfuerzo. Esto a pesar de que todo ya parece haber sido dicho, incluso por ellos mismos.

El problema es que a estas alturas no es fácil encontrar un ángulo electoral nuevo, y menos uno decisivo, o siquiera de fuerte impacto. Así, los más insistentes están condenados a repetirse, incluso sin saberlo. En realidad ya se han repetido antes, pues lo electoral es un tema único con pocas variaciones por el camino.

Pero tal vez hay disponibles temas intermedios, que son y no son electorales. Uno socorrido es la buena conducta democrática que todos, comenzando por los candidatos, debemos observar. Esto ya ha sido dicho, incluso por el presidente de la República, pero sirve para pintar al columnista ubicado por encima de las bajas pasiones políticas.

Otro tema intermedio, algo más elaborado, es el balance de las dos campañas. Tiene la ventaja de ser una puerta entreabierta para tomar solapado partido en el último tramo, sin parecer un fanático, ni un periodista que anda distrayendo a los votantes del recomendable plazo de recogimiento para meditar su decisión.

Si el columnista opta por la alternativa no electoral, lo mejor es buscar temas muy apartados de la coyuntura. Se corre el riesgo de perder lectores desde el primer párrafo, pero se gana en imparcialidad y civismo. Los asuntos internacionales están servidos, o los temas médicos preocupantes, como los posibles efectos secundarios de las vacunas.

Son encrucijadas y dudas que pueden cobrar insoportable intensidad a la hora de escribir para el día mismo de las elecciones. Entonces cualquier sesgo o énfasis en la opinión puede ser visto como propaganda política, y en algunos casos lamentado al día siguiente. Entonces podría ser útil una reflexión sobre el Bicentenario, aunque trae sus riesgos.

La República

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