¿Y el plan de Cerrón se tira a la basura?

Le viene bien a Pedro Castillo el pacto que Vladimir Cerrón cerró con Verónika Mendoza, pero su problema, más allá de que este acuerdo no le asegura el triunfo el 6 de junio, es la credibilidad y sostenibilidad del mismo.

Lo beneficia, primero, porque no obstante que Cerrón ha sido el factótum del pacto con Mendoza, lima un poco la imagen de Castillo a partir del supuesto, aún por demostrarse, de que él es el radical y Mendoza la suavecita.

Segundo, este pacto ayuda al profesor Castillo porque le ofrece el equipo técnico que no tenía, algo increíble en cualquier candidatura presidencial, y que ahora será el de Mendoza.

Esto le permitiría a Castillo realizar planteamientos a la ciudadanía que no sean tan precarios como hasta ahora, algo que todavía no parece haberle pasado factura al candidato de Perú Libre, pero que sí podría complicarle las cosas a medida que se acerquen los debates formales y en los medios.

Lo curioso, sin embargo, es que Castillo insiste, como ayer, en que no va a revelar quiénes conforman ese equipo técnico para que “no estigmaticen ni terruqueen a sus miembros”, algo realmente insólito y que implica una preocupación relevante sobre la transparencia con la que administraría la gestión pública si fuese presidente.

Pero el problema más importante es la credibilidad del acuerdo de “refundación de nuestra patria” si se tienen en cuenta los planteamientos tan dispares de Cerrón y Mendoza sobre muchos asuntos que no son poca cosa.

Pero, además, y quizá más grave, por las contradicciones entre lo dicho por Castillo hasta hace unos días, con ese pacto y con su nuevo compromiso que no es otra cosa que una hoja de ruta para tratar de limar las asperezas de su postulación, para no hablar de la alta volatilidad de sus opiniones sobre casi todo, así como del aire prepotente en varias de sus intervenciones.

El pacto tiene problemas de credibilidad sobre el real compromiso de sus promotores, y requiere ser explicado al electorado, pues sigue siendo una hoja de ruta mágica y misteriosa de Castillo en asuntos cruciales como el manejo de la economía, y lleva a preguntarse si el plan de Cerrón inscrito en el JNE se tira ya a la basura o mejor se guarda pues en cualquier momento lo reponen.

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