Memorándum de entendimiento

El compromiso firmado por Pedro Castillo es escueto, pero elocuente. En lo esencial se trata de una declaración de buenos modales democráticos, en la que se ha balanceado lo que se hará con lo que no se hará si el candidato llega al gobierno. Tal como está puesto, prácticamente nadie puede discrepar de su contenido.

Falta saber si el documento se va a sostener. Sin duda apunta a un viraje en cuanto a revelación de intenciones, pero Castillo le debe una parte importante de su ascenso en las encuestas a una imagen más revolucionaria que democrática. Lo de revolucionario no se iba a poder sostener, pero fue una estupenda plataforma de lanzamiento.

Las próximas encuestas van a mostrar lo que significa debilitar esa imagen ultra-radical que el “Compromiso con el pueblo peruano” parece estar dejando atrás. En este sentido el documento está en una etapa de prueba, que no va a ser larga. Si Keiko Fujimori sigue ganando terreno, entonces podríamos ver una vuelta al Castillo de antes.

No sabemos todavía si el nuevo compromiso ayudará electoralmente o no. Pero en sus grandes rasgos sí es un decálogo que puede ser útil para extender sus alianzas más allá de Verónika Mendoza, hacia sectores del centro, y hacer así viable un gobierno ubicado en la izquierda pero sin acceso a una mayoría parlamentaria.

Es evidente que en sectores claves del centro y de la derecha antifujimorista nadie va a creer en el compromiso tal como existe ahora. Para eso el documento necesitaría avanzar un poco más por el mismo camino, y expresarse en las múltiples declaraciones que Castillo debe hacer en las semanas de campaña que faltan.

A Castillo le puede costar moderarse, pues hasta aquí ha demostrado ser un candidato situacionista, en el sentido de que ha ido adecuando su discurso a las circunstancias. Un recurso de campaña que Fujimori le viene copiando. El lapicito no suena igual en una localidad rural que frente a los medios nacionales que lo buscan.

Con todos los problemas y las salvedades del caso, con su compromiso Castillo por lo menos ha demostrado que no tiene resistencias al ejercicio de la cintura política. Si gana la va a necesitar.