Cuidar en igualdad

¿Qué es lo “femenino”? La sociedad machista, capitalista y desigual donde vivimos nos ha dicho que es sumisión, obediencia, sacrificio; que las mujeres podemos con todo. No suena alentador, pero el sistema patriarcal lo vende muy bien: en forma de madres ejemplares y por defecto.

Mentira. Ni las mujeres nacemos para ser madres, ni esta es la única forma de realización. La maternidad es y debe ser una elección. Cuando es por imposición, configura una tortura. Tortura que puede ser para algunas el hecho de verse encargadas en exclusiva de cuidar un bebé, incluso si este ha sido muy deseado. Las mujeres no podemos con todo y, mucho menos, solas, porque los progenitores son dos, pero solo a uno se le reconoce el “derecho” de velar por la integridad de sus hijos a través de un permiso más amplio: el de maternidad.

En España, por ejemplo, desde el 1 de enero, la licencia de los hombres es de 16 semanas; es decir, se iguala al permiso de las mujeres. Este logro feminista nos dice que ambas figuras son importantes, que no existe aquel rasgo natural que nos da mejor capacidad, sino que es el tiempo dedicado (siempre más) a preparar comidas, cambiar pañales, vigilar el sueño y todo aquello que significa ver por un bebé lo que nos perfecciona, de algún modo.

Algo muy distinto ocurre en Perú, donde los hombres solo cuentan con 10 días de licencia, mientras que las mujeres con 98, casi tres meses más de cuidado exclusivo o compartido, si es que ellas tienen el apoyo de sus madres o trabajadoras (siempre en femenino).

Esta desigualdad afecta negativamente en la vida profesional de las mujeres madres, así como en su salud física y mental. Esta es una causa a la que deben mirar quienes disputan puestos de representación pública.

Cuidar no es una virtud intrínseca de las mujeres, ni existe aquel “instinto maternal” natural. Ser madres, padres es una decisión y velar por los hijos, una obligación. Que los cuidados sean responsables, desafíen estereotipos y se organicen en igualdad.