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Cientificismo

“De otro lado, la descripción científica del mundo por parte de la ciencia es incompleta, pues no incluye los fenómenos mentales: el pensar, el querer, el desear, etc., al menos por ahora”.

En buena hora, la ciencia, en esta pandemia, se ha consolidado como aquella fuente de conocimiento más genuina y factual, excluyendo otros puntos de vista. No obstante, la ciencia como centro se trata también de lo que muchos pensadores llaman “cientificismo”. Es decir, cuando algunos científicos caen en los mismos dogmatismos que combaten en otras disciplinas. Intelectuales como la escritora británica Sara Maitland, por ejemplo, definían el cientificismo, repito, no la ciencia, como un mito tan pernicioso como cualquier otro. El cientificismo suele desdeñar disciplinas como la filosofía o la historia, afirmando que todo aquello que la ciencia no puede demostrar, simple y llanamente, no existe. Son los filósofos, pues, los mejores cuestionadores de los científicos. El cientificismo es demasiado restrictivo, ya que el ser humano, por naturaleza, en su día a día, cree demasiadas cosas que la ciencia no puede demostrar. Hay presupuestos como la lógica y la matemática que la propia ciencia no puede demostrar, pero que son sus principales herramientas dentro de su propio método. Lo mismo ocurre con la ética; la ciencia no puede marcar la frontera moral entre lo que es “bueno” y lo que es “malo”. El cientificismo es contradictorio: que la ciencia es el único método para alcanzar “verdades” no puede ser demostrado por el propio método científico, pues no hay modo de demostrar, científicamente, que la ciencia es la única fuente de conocimiento fiable. Un círculo vicioso. El cientificismo, no la ciencia, es también una tesis filosófica, una creencia que no se puede derivar de la ciencia. De otro lado, la ciencia tampoco puede ofrecer una descripción completa de la realidad, pues todo lo que no es " matematizable” suele quedar fuera de la foto, descarta lo cualitativo por priorizar lo cuantitativo. De otro lado, la descripción científica del mundo por parte de la ciencia es incompleta, pues no incluye los fenómenos mentales: el pensar, el querer, el desear, etc., al menos por ahora.