Rechazar dinero público

“Sin duda la renuncia de Victoria Nacional a fondos publicitarios electorales de la ONPE, y pasarlos al sector salud, ayudará a George Forsyth”.

Prescindir del dinero del Estado es un recurso socorrido de la política. Son clásicos los candidatos al Congreso que ofrecen cobrar solo un sol por sus servicios. Alguien me dice que Víctor Raúl Haya de la Torre inauguró la fórmula para la Asamblea Constituyente de 1978, y que es el único que cumplió a la fecha.

Luego ha habido presidentes que se han rebanado el sueldo, o que por lo menos dijeron que se lo querían recortar. O los que no han aceptado pagos extraordinarios que les correspondían por ley. La idea es cobrar poco, pero siempre recibir algo, pues no cobrar puede ser visto como señal de que hay allí una prosperidad ofensiva para las mayorías.

En principio al gran público le gusta que el político sea tímido frente a la caja fiscal, pues va a contrapelo de la imagen del político como voraz presupuestívoro. El congresista de a sol mensual gusta particularmente, pues ese gremio puede fijarse su propio sueldo. Aunque casi siempre aparece una norma que impide tanto desprendimiento.

Sin duda la renuncia de Victoria Nacional a fondos publicitarios electorales de la ONPE, y pasarlos al sector salud, ayudará a George Forsyth. Hay discusión sobre la pertinencia o legalidad de la decisión, pero su altruismo está claro. En cierto modo va paralelo a la saludable decisión de Fuerza Popular de no hacer campaña presencial.

Lo que hay detrás de todo esto es una mala relación entre los políticos y los fondos públicos. Los altos funcionarios, elegidos o no, siempre han tenido problemas con sus ingresos, por lo general considerados excesivos, cuando no directamente innecesarios. Esto en un país donde es casi universal el deseo de ser ayudado con fondos públicos.

Cuando hace varios meses comentábamos que la pandemia influiría mucho en la campaña electoral, estábamos pensando en que el tema epidémico saturaría el discurso político hasta volverlo unidimensional. Hasta ahora no ha sido así, y no es exagerado decir que casi no hay discurso político electoral. La influencia de la pandemia va por otra parte.

El virus está afectando la indispensable comunicación entre los candidatos y el electorado. Es sorprendente que en tal contexto el partido de Forsyth quiera comunicarse menos. Lujos de ir en primer lugar.

La República

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