¿El 30 de abril es feriado o día no laborable en Perú?

¿Qué había en el paquete?

Debemos esperar que la crisis de regalos pase apenas la economía y un clima de salud despejado permitan cartas en serio a Papá Noel.

Ha sido una Navidad con crisis de regalos. No solo porque hubo mucho menos dinero para comprarlos. También porque fue más difícil salir a comprarlos o tramitarlos por Internet. El regalo a los niños fue obligatorio como siempre, pero a muchos los presentes para los adultos les parecieron fuera de lugar, en el ambiente, todavía ansiosos por la pandemia.

Definitivamente este año se regaló menos. Los comerciantes esperaban menos ventas e hicieron menos publicidad, con los efectos previsibles. Además bajo el signo de la pandemia, aún en su fase de retroceso, una Navidad mal puede ser una fiesta del gasto adicional; apenas si logra ser una ocasión gastronómica.

Un obsequio socorrido ha sido el objeto que todos pueden usar en casa, de preferencia juntos, y cuyo propósito es reparar, completar, o mejorar el espacio común. Es más o menos lo que nos dicen los avisos comerciales, con sus propuestas de máquinas para el hogar, sobre todo televisores que, al menos sobre la página, suelen parecer demasiado grandes.

A un tiempo de dificultades suelen corresponderle regalos prácticos, que no siempre son apreciados. Parte de esta idea es contrastar los problemas de privación, es decir atender por un instante a gustos, hábitos, necesidades incluso, suspendidos desde el inicio de la cuarentena, y que luego no fue fácil reponer.

Siempre ha habido en los regalos navideños, incluso en los modestos, algo de lujoso, evocador de cierta abundancia, transmisor de afecto, pero también de la gratuidad del gesto. Una parte de todo eso se ha perdido, y quizás lo mantuvo vivo la pura costumbre de regalar, o tal vez la pura vergüenza de no regalar cuando corresponde.

Sin embargo la idea del obsequio navideño ha venido retrocediendo desde muy antes de la pandemia, incluso con pactos entre adultos de algunas familias para limitar los regalos navideños a los niños más chicos. Quizás es un efecto de que los días de obsequiar se han multiplicado, introduciendo un cierto tedio en la costumbre.

Pero como los regalos mueven los engranajes del comercio, de las expectativas, de las relaciones personales de todo tipo, debemos esperar que la crisis de regalos pase apenas la economía y un clima de salud despejado permitan cartas en serio a Papá Noel.

La República

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