¿El 30 de abril es feriado o día no laborable en Perú?

Carta a un estudiante de periodismo

Oye, prensa vizcarrista, ya deja la mamadera. Oye, prensa fujiaprista, tienes que estar con el pueblo.

“¿Cómo se te ocurre llamar a la calma en estos momentos, tibio insoportable? ¡Con la calma no se consigue nada...!”.Lunes, seis de la tarde, Martín Vizcarra acaba de ser vacado, por incapacidad moral. Las encuestas, aunque no les creas, lo decían: la población no quería vacancia. Quería investigación, pero no vacancia. Otra vez un hecho traumático, revestido de legalidad, distorsiona y enfurece las percepciones. Ustedes los periodistas tienen la culpa, por ventilar los indicios de Vizcarra, dicen unos.

Ustedes los periodistas ya se jodieron, porque ahora sí ya se les fue su mentor, se demoraron en sacar la información, dicen otros. La calle, las redes, los amigos, la familia, empiezan a manifestarse, yo estoy sentado en plena transmisión especial y llegan las reacciones, lo que me escriben, por inbox y al fresco: Oye, periodista, CTM vendido, tienes que decir que es un golpe de estado, oye periodista mermelero, tienes que decir que es una medida democrática, constitucional.

Oye, prensa vizcarrista, ya deja la mamadera. Oye, prensa fujiaprista, tienes que estar con el pueblo. Caviar, proterruco, comunista, “socialconfuso”, por un lado. Mermelero proempresa, que sigue órdenes de su patrón, por el otro. No termino de procesar que se trata de algo así como un “golpe de estado legal”, promediando opiniones y, súbitamente, hace su aparición el congresista de AP Ricardo Burga, empieza a dar declaraciones en la plaza Bolívar y un joven, camuflado entre los micrófonos, Carlos Ezeta, le propina un certero golpe en el pómulo al empoderado legislador, en primer plano, en horario estelar y en señal abierta.

Impactante, perturbador, para bien y para mal. La valoración sobre ese gesto la debo dejar en mi fuero interno. Sentí pánico y poder, poder de decir algo que podía ser escuchado e influenciar a millones, pero también fragilidad. “Calma”, “calma”, se comprende todo, pero “calma”. ¿Cómo se te ocurre llamar a la calma en estos momentos, tibio insoportable? !Con la calma no se consigue nada! Solo proteges tu puesto… gritan los mismos que exigen “imparcialidad” dependiendo del debate de turno.

Minutos después, contesta la llamada el congresista agredido, ¿Está ud. bien, señor Burga? Cómo le preguntas eso a ese impresentable, bien merecido lo tiene, pareces enfermera, por un lado. Cómo no celebras ese gesto heroico, por el otro…

La República

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