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Siembra odio, cosecharás odio

“Víctor Quispe Palomino secuestró a su hijo para transformarlo en un líder terrorista malvado y sanguinario como él”.

Libros que exploran la mentalidad de los terroristas como Los endemoniados (1871), de Fedor Dostoyevski; El agente secreto (1907), de Joseph Conrad; y El caballo amarillo (1909), de Boris Sávinkov estimularon mi curiosidad por los senderistas y tupacamaristas durante la guerra contra el terrorismo. Investigué a las organizaciones armadas y entrevisté a varios de sus integrantes en la clandestinidad o en la prisión, o a los familiares de los muertos, con el propósito de desentrañar los orígenes y motivaciones de sus violentas conductas. Indagar los mecanismos que se ponen en funcionamiento en la cabeza de un terrorista, es como desmontar una sofisticada bomba.

Es esta suerte de travesía periodística al fondo de la mente de un terrorista que el reportero Ricardo León emprendió para relatar la indignante y dolorosa historia de Víctor Quispe Zaga. Se trata del hijo del fanático cabecilla del último grupo terrorista en actividad, oculto en el Vraem: Víctor Quispe Palomino, el más buscado del país.

Basado en una serie de entrevistas con el protagonista, además de un amplio trabajo de campo, en el libro Alias Jorge (Debate, 2020), León narra con vibrante nervio y punzante emoción una tragedia que empieza con el secuestro de un niño por parte de su padre que decidió transformarlo en un líder sanguinario como él. Sin embargo, después de una veintena de años de militancia, el muchacho escapó sabiendo que si lo atrapaban lo fusilaban. Pero fue capturado por las autoridades, ante las que declaró que odiaba a su padre y decidió convertirse en colaborador y lo delató. Libros como Alias Jorge son necesarios para comprender una guerra cuyo trauma todavía no superamos.