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Lo boto y los votos para la misma vaina

Sobre la confianza en campo minado al gabinete Martos.

Si el mayor error político que cometió hasta hoy el presidente Martín Vizcarra fue no haber lanzado una lista propia al Congreso elegido en enero, el gran error que podría cometer ahora es juzgar que la confianza otorgada al gabinete Martos es señal de que, por fin, la relación congreso-gobierno será fluida y de cooperación.

Entre los discursos de los congresistas del lunes 3 cuando Pedro Cateriano pidió la confianza, y los de ayer con el premier Walter Martos, hay una diferencia abismal en forma, por las buenas maneras, y en fondo por los elogios.

Lo curioso es que los ministros son casi todos los mismos, los congresistas son los mismos, y los problemas son los mismos. Hay, sin embargo, dos diferencias que parecen haber sido relevantes.

Una es el discurso cuidadoso del premier Martos para evitar palabras que parecen producir convulsiones y vómitos en el hemiciclo, como ‘minería’ o ‘inversión privada’, así como una narrativa afectuosa. Pero es un discurso que transmite la misma estrategia del gobierno de la semana pasada. Los congresistas parecen gente necesitada de afecto, lo que quizá pudieron haber resuelto con un psicólogo a tiempo.

La otra diferencia que llevó a los congresistas a botar a Cateriano y a votar por Martos es que –como se previó ayer en este modesto espacio– era muy escandaloso dejar al país dos veces sin gabinete en una semana en medio de una pandemia endemoniada.

Pero el presidente Vizcarra cometería un nuevo error si creyera que, por lo ocurrido ayer, a partir de ahora la relación con el congreso será positiva, pues este mismo parlamento que otorgó la confianza se alista para lanzarse sobre el ministro de educación este jueves para defender negocios particulares en universidades truchas, y sobre la ministra de economía poco después para abalanzarse sobre los fondos de la ONP.

Si el presidente Vizcarra hubiese lanzado una lista parlamentaria en enero, con la popularidad que tenía, hoy contaría con una bancada para gobernar mejor. Y si ahora se creyera los cantos de sirena oídos ayer en el hemiciclo, pronto se dará cuenta de que sigue en construcción el desmadre de este congreso mediocre y corrupto, salvo que esté dispuesto a ceder a todo lo que este le pida para llevar la fiesta en paz.

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