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Fin de un consenso

“El modelo puede sobrevivir a sus críticos, pero no a una incapacidad de adecuarse a las circunstancias”.

Entre las iniciativas más atrevidas del Congreso y los efectos del Covid-19 están llegando a su fin 20 años de amplias coincidencias en torno de la economía? Probablemente sí. De paso, ha empezado a peligrar el encuadre institucional que sostiene a la política económica. Para unos, seria crisis; para otros, posibilidad de renovación.

Quienes hoy practican lo que se llama una crítica del modelo económico (a menudo descrito como neoliberalismo) son una constelación de figuras y de grupos desde la izquierda hasta un populismo oportunista de derecha. No es, pues, un movimiento, pero sí podría convertirse en una coalición detrás de una candidatura, incluso de segunda vuelta.

Los primeros escarceos de este conflicto de opiniones los estamos viendo en los intentos de moderar las iniciativas más heterodoxas de numerosos congresistas. Los esfuerzos del Ejecutivo, de la opinión empresarial y de la periodística no han tenido éxito. El pronosticado avance de la crisis económica va a dificultar aun más la tarea.

Los críticos más drásticos del modelo sienten que la pandemia ha desnudado los pies de barro ocultos bajo 20 años de prosperidad. Entre los argumentos fuertes hoy están que la miseria presupuestal de los servicios públicos, y que la importante reducción de la pobreza en el siglo XXI ha sido barrida de un plumazo.

Que el consenso en torno del modelo llegue a flaquear no significa su automática desaparición. Pero sí el avance de posiciones capaces de obligarlo a transformarse. Hay varias opciones para esto: un modelo algo social, o algo autoritario, o una dosis de estatismo, o más nacionalismo y menos globalización.

En otras palabras, podríamos estar viendo el inicio de un inédito pulseo político, de gran intensidad en torno de estos temas. Algunos buscarán el regreso de los buenos tiempos del neoliberalismo. Pero otros no van a querer saber nada con el orden establecido. Sin duda esa va a ser una polémica en las próximas elecciones.

Mucho va a depender de las oportunidades de recuperación que se le presenten al país. El modelo puede sobrevivir a sus críticos, pero no a una incapacidad de adecuarse a las circunstancias. Pero para liquidarlo o para salvarlo se van a necesitar políticos de calidad. De otro modo lo que nos espera es una larga confusión donde todos vamos a perder.

La República

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