¿El 30 de abril es feriado o día no laborable en Perú?

Poder económico vs. La gente

“El Perú es el segundo país con más casos de tuberculosis en toda América Latina, uno de los que menos presupuesto destina a salud”.

Se acabó la ilusión, se rompió el espejismo, el Perú no es el país que nos pintan, que destaca a nivel mundial por su gran manejo macroeconómico, que brilla por tener la mejor tasa de endeudamiento internacional. Se supone que estamos dentro de los mejores, pero ¿cómo darles esperanzas a aquellas personas en la pobreza, diciéndoles que estamos en la capacidad de colocar los mejores bonos en el mercado?

Así es cuando tenemos un país “ideal” hacia afuera, pero por dentro la realidad es otra. Casi 4 millones de peruanos sin agua, más de 8 millones sin desagüe. Un país que ofrece transferencias de dinero para aliviar el sufrimiento de los pobres, pero no sabe quiénes son, ni dónde están. Un Banco de la Nación que no puede servir a la nación, muchísima gente que hasta ahora no cobra un sol, no recibe canasta de alimentos, no recibe educación virtual. Es saludable para un país contar con índices macroeconómicos fuertes y robustos, pero si eso no va de la mano con dinero en el bolsillo de la gente, con un Estado que brinde servicios públicos de calidad y proteja al trabajador frente al abuso, nuestros índices son solo eso. Números.

En Iquitos, decenas de personas esperando que el camión recolector descargue para buscar comida entre los desechos. Desde Lima, gente que intenta caminar centenares de kilómetros porque los botaron de cuartos alquilados y no tienen para comer ni darles de comer a los suyos. En medio de la crisis, el gobierno se lava las manos sobre cosas como esta, diciendo que los alquileres constituyen un acto entre privados, cuando todas esas personas se ponen y ponen a otros en peligro de contagio al verse obligados a salir.

El Perú es el segundo país con más casos de tuberculosis en toda América Latina, uno de los que menos presupuesto destina a salud. En dengue y anemia también batimos récords que avergüenzan. Y es que vivimos en un país gobernado por un Ministerio de Economía ciego, sordo, mudo, indiferente e ingrato. Siempre ha sido así. Alcaldes que deben hacer cola y esperar horas para poder pedir presupuesto, mientras que la argolla financiera del poder obtiene lo que quiere con una llamada.

El coronavirus ha desnudado algo que resultaba evidente hace años. El Estado y sus decisiones se encuentran condicionadas al poder económico. Este poder no se somete a elecciones, gobierna por encima de la democracia. Ahora es el momento de replantear eso y encaminarnos hacia un Estado presente y un gobierno que ponga por encima la economía del bolsillo de la gente.

La República

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