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El qué y cómo de un nuevo acuerdo

Lo que se tiene es una tormenta perfecta: una crisis política no resuelta y acumulada, otra económica gestada en pocas semanas, y una crisis en la prestación de servicios sociales, en especial salud y educación.

El presidente Martín Vizcarra se ha referido a un Nuevo Acuerdo Nacional en términos muy auspiciosos, prometiendo que tras la cuarentena convocará un diálogo y consenso político, económico, empresarial y laboral, un mayor esfuerzo de entendimiento para echar a andar el país. El presidente ha avanzado en señalar algunos contenidos probables, lo económico y social como marco general, y la salud y educación como aspectos específicos.

El abordaje me parece correcto, a tono con las intuiciones previas a la pandemia, cuando se decía que la crisis política, en su componente de representación, no era acompañada de una crisis económica y que por ello no precipitaba acontecimientos caóticos ni hundía al país en una espiral de ingobernabilidad; se decía que el Perú tenía más capacidades institucionales para resolver la crisis política, porque esta no se había vinculado con la economía. Lo que se tiene es una tormenta perfecta: una crisis política no resuelta y acumulada, otra económica gestada en pocas semanas, y una crisis en la prestación de servicios sociales, en especial salud y educación.

La tormenta perfecta nos remite al qué y al cómo de un nuevo consenso nacional, en donde se podría diferenciar por lo menos dos grupos de problemas, inmediatos y mediatos, advirtiendo que lo segundo se refiere a un mediano plazo muy cercano que empieza ahora mismo y alcanza el 2021.

Entre los problemas inmediatos se pueden contar cuatro: empleo/salario, crédito y medidas fiscales para la reactivación 2020, servicios esenciales, y protección social de emergencia incluido el Perú rural. Entre los mediatos/urgentes se tienen hasta 12: instituciones políticas, descentralización, justicia, nuevas políticas sociales, inversión pública y privada, reactivación de los sectores económicos más afectados por el shock de oferta/demanda, cambio climático, mujer, adultos mayores, pensiones, innovación y seguridad.

Varias medidas referidas a lo inmediato están en curso pero son objeto de controversia, sea por la falta de equidad en la soluciones, la cobertura de las ayudas, la velocidad de la ejecución, o el financiamiento. Es el caso del agro que requiere de una intervención cruzada de políticas e instituciones, la salud que demanda unidad de gestión y recursos, y la educación, que reclama urgente financiamiento tanto para lo público como para la educación privada, que puede colapsar por la ruptura de la cadena de pagos.

Los actores de un Nuevo Acuerdo Nacional están a la vista y en el esfuerzo de convocatoria y método debe jugar un papel decisivo el actual Acuerdo Nacional. En el vigor y la voluntad de los actores descansará la probabilidad de éxito de un consenso y el carácter tácitamente vinculante de sus acuerdos. El Estado se ha transformado y ampliado en dos décadas, de modo que se hace imprescindible la presencia de poderes, organismos constitucionales, regiones y municipios. Otro tanto sucede con los partidos con representación parlamentaria que acaban de pasar por la aprobación de las urnas, y las organizaciones de una sociedad que se ha enriquecido en intereses y derechos: los empresarios, trabajadores, academia, iglesias, pueblos originarios y el movimiento de mujeres.

La República

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