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Espectáculos

Higuchi: “Somos migrantes, todos estamos de paso”

Pinturas. El reconocido artista actualmente exhibe la muestra antológica “Sentimientos, recuerdos, caminos” en el Centro Cultural Peruano Japonés.

Por: Pedro Escribano

El artista Oswaldo Higuchi ha remontado los años. Y con ellos, las circunstancias, los avatares, las querencias y todo ese espesor que es la existencia. La muestra que exhibe en la galería de Arte Ryoichi Jinnai del Centro Cultural Peruano Japonés, “Sentimientos, recuerdos, caminos”, curada por su hija Patshy –también artista–, echa una mirada retrospectiva de 50 años de trabajo. Pero el pintor afirma que en arte –y eso lo saben los artistas– “uno siempre está como en el principio, empezando todo”.

¿No es desandar para mirar su arte?

Yo lo tomo a la inversa. Me parece que es un paso más que estoy dando, porque esta muestra fue una cuestión de circunstancia, no la busqué, pero que después la tomé con mucha seriedad. Hablé con mi hija para ver si ella podía hacer la curaduría, cosa que tampoco le exigí. Le dije, quién más que tú que puede hacerlo ahora con la experiencia de vida que tienes. Y así fue. He vuelto a ver cuadros míos antiguos que nos los han prestado.

Han vuelto al padre...

-Sí, han vuelto a mí, como que eso es parte de una vida y que lo hemos pasado. Acá hay cuadros de cuando no estaban mis hijos, después cuando estaban mis hijos. Mis amigos igual. Amigos que estuvieron en esa época y que ahora ya no están. Es como recuperar a mis amigos también.

La vida fragmentada vuelve para hacerse unidad.

Sí, pues. No hay línea de tiempo. Te lo digo, en las artes plásticas, al menos en mí como pintor, no hay líneas ni estilo, ni cosas, sino son líneas de vida. O sea, cuando me quieren preguntar qué estilo tengo, bueno, según la época. A veces las épocas más nostálgicas, he pretendido hacer otro tipo de arte.

Emoción y colores

¿De dónde vienen sus colores? Son inconfundibles.

En eso sí, es innegable. En mi niñez, gracias a la migración de mis padres, que eran inquietos, vinieron de Cañete y se fueron a la sierra. Allí procrearon a toda la familia y yo, de casualidad, nací en Lima. Y de sentimiento, soy jaujino.

Emocionalmente está vinculado a la sierra...

Por supuesto. El recuerdo más feliz de mi vida es mi infancia allí. Vivir los colores del campo y después estar en una ciudad gris, llena de penumbras como Lima. No, pues, de allá me traje los colores, la fuerza de luz. Pero también de mis ancestros. Todo en mí es mezclado.

Lo que dice, refrenda lo que hay en su arte: emoción. ¿No se considera un intelectual?

-No, no. Nunca he pretendido…Además, la pintura no es una cuestión intelectual. El arte en general también es una cuestión espiritual. Más que intelectual, espiritual. El intelecto tampoco lo deploro, pero eso se lo dejamos a los que quieren escribir sobre arte. ¿Tú crees que Van Gogh estaba pensando? No, no. Van Gogh o los grandes maestros ponían sus vidas, nada más. Lo que se trata es simplemente de hacer lo que saber hacer.

En su pintura siempre están el trazo, el dibujo, la figura humana.

Es que uno no se puede desprender de lo humano. Lo humano lo trasciende todo. Si pintas un paisaje, el paisaje es vida, sentimiento. Tienes que ver a la persona también como un paisaje.

Un tema recurrente también es la migración.

Más que la migración, quizás no es solo dentro del contexto, no es coyuntural, ni temática, es mucho más amplio. Pero la migración se ha agudizado desde que incluso nos fuimos de acá cuando estábamos hasta las patas en la época del primer gobierno de Alan García. Pero antes, hubo otras, del Ande a la Costa, la de Sendero. En mi ancestro, también hubo migrantes. La migración está en nuestro ADN. Todos estamos de paso.

A pesar de todo, eligió ser artista...

-Sí, con todo el sufrimiento y los baches.

Dicen que este país no es para artistas…

Eso es lo que se dice, pero hay que pensar de que sí. No será para un montón de “artistas” que están buscando como lo que pasa en las metrópolis, ferias de arte que ya parecen boutiques. Entonces, eso no es, pues. Aquí en el Perú hay artistas…. si no no tendríamos gente como Arguedas, que se puso un poco a razonar, construyendo país, diciéndonos que no seamos racistas. Ahí está, lo dijo, todas las sangres.

Estamos en un país donde la corrupción es un volcán.

No hablemos de eso. Si vamos hablar de depresión, es eso. La esperanza que tengo es que haya más gente que se dé cuenta de que este país es hermoso.

El dato

- La exposición. En la Galería de Arte Ryoichi Jinnai del C. C. Peruano Japonés. Av. Gregorio Escobedo 803, Jesús María. Abierta hasta el 26 de julio. Ingreso libre.

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