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Meryl Streep celebra con lo imposible en Hollywood

Cumplió 70 años. La reconocida actriz ha conseguido combinar una vida familiar de éxito con una carrera brillante. “El guion de su vida no parece tener final”, dicen.

Diva. Se repuso a una tragedia personal y desde entonces vio la vida con otros ojos.
Diva. Se repuso a una tragedia personal y desde entonces vio la vida con otros ojos.

Tomado de www.vanitatis.elconfidencial.com

En 1988, Meryl Streep contaba en una entrevista para Interview que, a pesar de haber recibido premios y haber actuado frente a audiencias millonarias, le aterraba hablar en las reuniones del colegio de sus hijos.

Esos nervios ante la impredecible realidad la traicionaron también cuando ganó su primer Óscar y se lo olvidó en el lavabo o cuando, al subir a recoger el segundo, se le cayó el discurso por el camino.

Sin embargo, cumplido 70 años –ayer–, el guion de la vida de Meryl Streep no parece tener final, sino haberse estancado en una excelencia reiterativa, casi inverosímil. Y no solo por sus innumerables clásicos del cine, sus múltiples acentos, sus tres premios Óscar y su record de 21 nominaciones, sino también porque ha sido capaz, en paralelo, de mantener a salvo su vida familiar, criar cuatro hijos dentro de un matrimonio estable con el escultor Don Gummer que cuenta ya 40 décadas.

Ahora inaugura una nueva etapa con ilusión: se convirtió en abuela de un varón en febrero. “Voy a arruinar la vida de mi hija. Soy una especialista en dar consejos que nadie ha pedido”, decía con humor.

Esta estabilidad llegó, no obstante, después de la terrible sacudida que sufrió en 1978, cuando murió su pareja, el también actor John Cazale. Una leucemia interrumpió un apasionado romance de dos años.

En ese terrible momento de su vida, su hermano le ofreció mudarse unos días al estudio de Gummer en Nueva York, que estaba vacío por un tiempo. Cuando el escultor volvió, surgió un amor que, aunque parecía un quitapenas para sobrellevar la tragedia, se abrió paso ante la adversidad. Se casaron ese mismo año y, al contrario que muchos maridos que no han soportado el éxito de sus mujeres, no ha habido alfombra roja en la que él no la acompañe. Sus hijos, de hecho, acabaron regalándole a su padre un Óscar honorífico por haber acudido fielmente a todas las ceremonias con una sonrisa.

Streep dice que sabe lo que es importante y con ello se refiere a que su prioridad absoluta es la familia. Empezando por reconocer que su madre, la escritora de arte Mary Wolf Wilkinson, ha sido su inspiración para más de un papel. Otra cosa de vital importancia es mantener una vida normal en la medida de lo posible. Por eso Meryl Streep asegura que se sigue planchando ella misma la ropa, cocinando su propia comida y manteniéndose, al menos durante la crianza de los pequeños, lo más lejos posible de Hollywood.

Con un currículum y patrimonio envidiable, Meryl Streep sigue, ante todo, cuidando, como decía su célebre personaje de Francesca en Los puentes de Madison, “su vida llena de detalles”.

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