Aducanumab, ¿solución para el Alzheimer?
Después de casi veinte años, la FDA de Estados Unidos aprobó un nuevo medicamento que retrasaría el avance de la enfermedad del olvido. Algunos expertos ven la noticia como una esperanza, otros no están conformes con su aprobación.
Cuatro años tardaron los médicos en diagnosticar que la señora María Cabello de 72 años tenía Alzheimer. En una etapa inicial, cuando la enfermedad se manifestó en pequeños olvidos y desánimo recurrente, los especialistas le dijeron a su hija Cintya Espinoza que se trataba de depresión. Solo cuando la señora empezó a olvidar el año en el que estaba o el nombre del presidente, los especialistas la evaluaron con más rigurosidad y diagnosticaron que su deterioro neurológico era inminente. Tenía la “enfermedad del olvido”.
Por recomendación médica, su hija empezó a tratarla con unos parches subdérmicos de Rivastigmina que le ayudarían a tratar la sintomatología. La caja de treinta unidades le costaba 500 soles. No vio grandes cambios. Hoy, su madre se medica con un cóctel de cuatro fármacos diarios. El cambio más notorio ha sido la disminución de los episodios de ansiedad. Pero el olvido sigue avanzando. Empieza a confundir a su hija con su hermana. En total, Cintya gasta 3,500 soles al mes (casi todo su sueldo) para tratar la enfermedad de su madre.
Esta semana se enteró que la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó un nuevo fármaco que promete atacar la raíz del Alzheimer, un tipo de demencia que mina la memoria del paciente hasta que lo incapacita totalmente, y que en la actualidad lo padecen30millonesdepersonas mayores de 65 años en el mundo.
“Es un medicamento que no promete la cura, pero sí ataja el avance de la enfermedad. Es una luz de esperanza”, dice Cintya.
Se trata de Aducanumab -o Aduhelm, su nombre comercial-, desarrollado por la empresa de biotecnología estadounidense Biogen. “Es un anticuerpo humano monoclonal que tiene una acción de bloqueo de la proteína beta-amiloide, cuya acumulación anormal en el cerebro daña a las neuronas y desencadena la demencia”, explica la psiquiatra y PhD en el King’s College de London, Mariella Guerra.
A diferencia de los tratamientos que existen hasta el momento y se enfocan solo en los síntomas como el Donepezil o la Memantina, Aducanumab atacaría la base biológica de la enfermedad, reduciría esos “depósitos” de proteínas tóxi- cas y retrasaría el declive cogni- tivo de las personas con Alzheimer leve.
“Si consideramos que el fármaco actúa en las primeras etapas de la enfermedad, esto podría retrasar varios años la aparición de la total dependencia y reducir con ello la carga emocional y económica a la familia”, agrega Guerra.
Decisión controversial
La aparición de Aducanumab ha sido noticia en las cabeceras más importantes del mundo porque la FDA no aprobaba un nuevo fármaco para el Alzheimer desde el 2003. “En casi veinte años se hicieron más de cuarenta estudios clínicos y se invirtieron ocho billones de dólares en investigaciones y nada funcionaba, por eso tenemos esperanza en este nuevo fármaco”, explicó a France 24 el médico Óscar Franco, director del Centro de Medicina Preventiva de la Universidad de Berna.
En marzo de 2019, Biogen paralizó su última investigación con 3.000 pacientes al comprobar que Aducanumab no frenaba el deterioro de la me- moria, pero, un año más tarde y tras una nueva investigación, concluyó que el medicamento funcionaría siempre que se ad- ministrara en dosis más altas.
“Siento que no estoy tan confundido. Aunque todavía la enfermedad está ahí, pero no es tan malo”, le dijo a BBC, Aldo Ceresa, de 68 años, voluntario en el último ensayo del laboratorio, hablando de las virtudes de la terapia con el nuevo fármaco.
Pese a estos prometedores avances, el producto ha despertado controversia en la comunidad científica. Hay expertos que rechazan su aprobación porque consideran que no hay suficientes pruebas que respalden su eficacia. Incluso, un comité asesor externo de la FDA (formado por médicos eminentes de los Estados Unidos) instó a la agencia a no validar el tratamiento en noviembre pasado. Diez de sus once integrantes dijeron “no” cuando les preguntaron si Aducanumab tendría reales beneficios clínicos. Esta semana, uno de sus asesores, el neurólogo Joel Perlmutter de la Universidad de Washington, renunció al comité al conocer que la FDA había dado luz verde.
“Esta ha sido una aprobación condicional que está contemplada solo para enfermedades graves o mortales. En todo caso, la FDA le está exigiendo a Biogen culminar un estudio fase 4 en los próximos años para confirmar las ventajas del medicamento. Si no demuestrasu eficacia, será retirado”, dice el neurólogo del Instituto Peruano de Neurociencia, Nilton Custodio, quien también es escéptico de Aducanumab.
El experto advierte sobre sus efectos secundarios: “Los pacientes sometidos a altas do- sis en el ensayo clínico presentaron posteriormente microedemas y microhemorragias cerebrales”. Apunta además que el costo-beneficio del tratamiento sería bajo: “Tienes un fármaco que promete que tu pariente se deteriore más lento, pero con riesgo a que su cerebro sangre y, además, tienes que hacerle resonancias magnéticas cada tres meses para controlarlo”.
Costo inaccesible
Biogen fijó el costo de la terapia con Aducanumab, que consiste en la inyección intravenosa del medicamento una vez al mes, en US$ 56 mil dólares al año. Una cifra que pocos sistemas de salud del mundo podrían sostener y que, para peruanos como Cintya Espinosa, es simplemente imposible de solventar, pues gastaría más de 18 mil soles al mes solo en el tratamiento.
En opinión del periodista de La Vanguardia, Josep Corbella, especializado en ciencia y salud: “Este precio no se explica por el coste de producción del fármaco, sino por la lógica del chantaje emocional a los pacientes y a sus familias que se encuentran en situación de vulnerabilidad”.
The New York Times señaló que esta semana las acciones de Biogen –cuyos ingresos estaban estancados y en declive en 2020– se dispararon un 38 por ciento: “Los analistas calculan que el medicamento generaría US$ 7 mil millones en ganancias a la compañía para 2025″. Se sabe que el laboratorio ha pedido a los reguladores sanitarios de Australia, Brasil, Canadá, la Unión Europea, Japón y Suiza que revisen el medicamento para empezar a distribuirlo.
“Definitivamente los peruanos no podríamos pagar por el fármaco. Actualmente, la mayoría de familiares ni siquiera pueden pagar los fármacos sintómaticos. Es más, la seguridad social tampoco los cubre”, añade la doctora Mariella Guerra, también directora de la Asociación Peruana de Alzheimer.
Son 200 mil los adultos mayores con Alzheimer en el país, la señora María Cabello es una de ellos. Su hija es consciente que no podría pagarle la terapia con Aducanumab, no obstante dice: “De repente ya no será para mi mamá, pero quizás más adelante servirá para otras personas. Si la espectativa de vida está creciendo hay más posibilidades que más personas padezcan la enfermedad”.