Invencible y ultraviolento

Desde que Robert Downey Jr. se puso el traje de Iron Man, en 2008, los personajes superheroicos de Marvel y su competidora DC han ido apareciendo con más frecuencia en el cine y las plataformas de streaming. Han sido interpretados por actores de carne y hueso y también han estado presentes en versiones animadas. Lo han copado todo. Y lo seguirán haciendo hasta que dejen de ser un negocio rentable.

La regla para contar estas historias es simple. El paladín o justiciero enmascarado tiene habilidades sobrehumanas con las que enfrenta amenazas que sobrepasan a cualquier persona de a pie. Y también tiene códigos: los superhéroes no matan. Y en sus cómics o películas la sangre se disimula. El espectro rojo es lo que menos se usa durante sus apariciones.

Pero Marvel y DC no son las únicas empresas que producen superhéroes en Estados Unidos. Y algunos guionistas independientes prefieren contar historias de paladines encapotados desde otros ángulos.

En un mercado tan enorme como el de EE.UU., las preguntas sobre el concepto del superhéroe han dado vida a decenas de títulos diferentes. ¿Un superhéroe puede ser adicto a los estupefacientes?, ¿cómo se les hace una autopsia si tienen la piel de acero?, ¿cómo puede controlar el gobierno a los superseres si se salen de control? Y la mejor de todas, ¿qué pasa si un día Superman llega a traicionarnos?

En 2003, el guionista Robert Kirkman, nacido en Kentucky y conocido por crear a los zombies de Walking Dead, respondió esa última interrogante en un título que publicó con la editorial Image Comics: Invencible.

Si Superman, con todos sus poderes descomunales llegara a traicionarnos, no habría fuerza en el mundo que pudiera derrotarlo, a menos que existiera otro ser igual a él que estuviera de nuestro lado. La premisa estaba lista. Con esa base, Kirkman creó a Mark Grayson, un adolescente que descubre de pronto que tiene poderes sobrehumanos y que su padre, Nolan, un escritor de mediano éxito, es en verdad Omni Man, el máximo superhéroe de su mundo.

La idea era sencilla: un joven paladín toma el testigo de su padre, aprende a usar sus poderes, termina la preparatoria y conoce a algunas chicas. Pero eso era un espejismo. En realidad Kirkman quería contar la historia de un conspirador, de un personaje todopoderoso que había urdido un plan para conquistar el planeta ayudado por su hijo adolescente.

Máscaras y gore

Porque sí, el villano de los cómics de Invencible es Omni Man: una versión de Superman que tiene como misión esclavizar a la raza humana y conquistar el planeta. Y para cumplir su objetivo no duda en eliminar a quien considere un obstáculo. Incluso a su confundido hijo, que se opone a sus planes.

De allí que el cómic de Image y la serie que acaba de estrenar Amazon Prime, basada en la idea de Kirkman, no escatime en mostrar muertes atroces. Es un dibujo animado que tiene la luminosidad de las historias de superhéroes y al mismo tiempo un gusto por el gore que no se había visto en mucho tiempo.

En tiempos en los que reinan las historias de enmascarados con finales felices, esta trama, que ha concluido con mucho éxito su primera temporada, trata de mostrar otra cara del mito del superhéroe: ¿por qué un tipo con poderes sobrehumanos debería hacer el bien y no aplastarnos?