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Cultural

El color del Cusco en los cuentos Mario Guevara

El escritor ha publicado “Gringas sí, yankis no”, una colección de textos que dan cuenta de la vida local y cosmopolita de la ciudad inca.

Escritor cus
Escritor cus

Por Carlos Rengifo

Los cuentistas resumen, en pocas palabras, hechos y acontecimientos que, en otras circunstancias, podrían depararnos esfuerzos de larga hondura, por ello queda claro que el cuento adquiere su calidad de joya, de piedra preciosa, en contraste con los vastos peñascos no pulimentados. Si bien el armatoste estructural juega un papel preponderante en este género, es dentro del discurrir del habla, libre y llana, fresca y fluida, donde mejor se brinda ritmo, tono y sabor al texto. Y es en aquel punto que los cuentos de “Gringas sí, yanquis no” (Universidaddel Altiplano), de Mario Guevara Paredes tienen su nicho.

El escritor cusqueño ya ocupa un lugar en las letras nacionales desde que, en 1989, dentro de la revista de arqueología “Origen”, publicara el cuento “Cazador de gringas”, insertando por primera vez el término “brichero” en nuestra narrativa (el amante andino que conquista y vive de las extranjeras), y este aporte a la literatura peruana ha sido el detonante para jugar con dicha baraja en posteriores entregas. Abocado a la narrativa corta, después de cinco volúmenes de cuentos, pergeñados en solitario, bajo el sol de las piedras milenarias, ahora reúne los más resaltantes en un solo volumen, a fin de mostrar a grandes rasgos el panorama de su obra.

Apelando al origen del relato oral, en cada uno de los textos escogidos hay siempre un personaje que cuenta, una voz que se dirige al interlocutor invisible o ubicuo, sentado al costado con un licor en la mano. De los diecisiete cuentos, destacan los que inciden en la nostalgia y el color local, es decir, la ciudad del Cusco como ámbito de ilusiones y remembranzas. La marca del autor está presente en los intersticios descriptivos, cuando el lenguaje coloquial entra a tallar, dentro de sus recurrentes evocaciones, así como en algunos recursos escriturales que caracterizan cierta forma de narrar: introspección, naturalidad, el uso de la segunda persona.

“El cachaquito Minaya” rompe fuegos con paso firme, allí donde el pasado escolar, lleno de travesuras y jugarretas, se contrasta con la fea realidad del momento, seguido de “La mujer de negro”, un ejemplo de irónica decepción, hermanado a su vez con “La vida no vale nada” en cuanto al imprevisto final. En otros cuentos (“Noche de brujas”, “Desde el fondo oscuro”, “Niña veneno”) la mujer es el fósforo que enciende la pradera, la pólvora que hace estallar los sentidos, las emociones y los sentimientos de quienes se inclinan por sus favores o aborrecen de ellos, en tanto que “Usted, nuestra amante italiana”, “La obsesión de Nico Bilbao” y el propio “Cazador de gringas” como broche de oro, sean quizás los textos más acabados del conjunto.

La identidad de vivir en el ombligo del mundo, aun cuando un par de cuentos están ambientados fuera del Perú, se nota en cada línea, en cada párrafo, inunda la totalidad de sus páginas, y es como el sello singular que impregnan estos relatos, el cosmopolitismo del encuentro entre dos visiones acaso contrapuestas, lo nativo contra lo foráneo, la idiosincrasia del pueblo chico que, sin embargo, se ve invadido por la apertura y perspectiva del exterior. Y todo ello escrito con un lenguaje sencillo que apunta a la comprensión directa, sin ambages ni floreos.

Dentro de este volumen también se encuentra el cuento “Patrick”, el más antiguo de todos, aparecido en 1988, y que dio inicio al novedoso aporte literario en el relato cusqueño, pues hasta entonces en la narrativa del sur peruano todavía los temas a tratar eran de origen rural e indígena. Guevara renovó el texto y la mirada hacia su lugar de origen, modificó el visor que solo se ocupaba de problemas intestinos, cambiando el ámbito regionalista por uno urbano y cosmopolita, introduciendo situaciones y temáticas afines a las grandes ciudades como el cine, la moda, el rock, la droga y el alcohol. Asimismo, consiguió que los ojos se volvieran hacia esta parte del territorio nacional, con la develación del personaje emblema de su producción, el “andean lover”, imán del turismo local y extranjero.

En suma, “Gringas sí, yanquis no” es una muestra representativa del trabajo cuentístico de Mario Guevara, caracterizado por su concisión al narrar, valerse de los mínimos elementos para expresar todo un horizonte de emociones, pasiones, expectativas y pérdidas, y de sus más de treinta años en el mundo literario, dentro del cual también incursionó en el campo de las revistas de literatura, con la elaboración, la paciencia, el sacrificio y la vigencia durante años de la revista “Sieteculebras”, la más constante e ininterrumpida de todas.

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