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Cine y series

Estreno en Netflix: Más allá de la luna

Conversamos con Glen Keane, director de la película animada inspirada en la cultura china. “Es un poema visual”, dice.

Una irreparable pérdida lleva a una niña a querer escapar de la tristeza y refugiarse en la luna. Entonces, construye un cohete e inicia un viaje personal que le enseñará a volver a amar. La República conversó con Glen Keane, director de la película animada Más allá de la luna, que se estrenó este fin de semana por Netflix. Para el ganador del Óscar (por el corto Dear basketball) y creador de grandes personajes de Disney como La Sirenita y Aladdín, este proyecto ha sido uno de los más importantes de su carrera.

Más allá de la luna tiene una historia detrás. La autora padecía de cáncer y escribió el guion como un mensaje para su hija sobre la importancia de volver a empezar después de una pérdida. Para usted como director, ¿cuál ha sido el significado de esta película?

La animación es un gran medio para abordar las preguntas más difíciles. Cualquier niño puede perder a un padre y, por eso, Audrey Wells abordó esta historia en una forma muy personal. Yo sentí importante que fuera un musical, que te levante emocionalmente y te conecte. Esta historia es más un poema visual, hay que verla de forma simbólica. Fei Fei está tratando de huir de sus problemas y elige huir yendo a la luna. Hay una línea de ella en la que dice: “solo quiero que las cosas vuelvan a ser como eran antes”… Todos queremos eso, sobre todo ahora por la pandemia, pero no podemos vivir la vida en retrospectiva, sino hacia adelante. La clave para atravesar eso es tener a alguien que comparta nuestra pena, y tanto Fei Fei como (la luna) son capaces de sostenerse la una a la otra. Esa es la meta de la cinta: dar a los niños, niñas y adultos algo tangible para atravesar sus propios retos de vida y ayudar a otros.

¿Y cuáles fueron los retos y dificultades que enfrentó al hacer esta película en medio de la pandemia?

A la pandemia no le interesa lo que sea que estés haciendo. Recuerdo que a comienzos de marzo, teníamos un equipo grande trabajando cuando nos dicen: “Netflix está cerrando, debemos dejar el estudio ahora”. Así que en media hora todos se habían ido y hasta ahora no hemos regresado, todo sigue ahí y todo el mundo empezó a trabajar desde sus casas. Yo me mudé a las montañas donde la señal de internet era horrible. Lo que hacía las cosas posibles es que todos creíamos que estábamos trabajando en algo más grande que nosotros y nadie iba a ser la pieza débil.

¿Qué cosas lo inspiraron durante su viaje a China para trabajar esta cinta?

Lo único que sabía de China era lo que había leído o visto en las noticias, pero lo que olí, probé, vi y escuché, me tocaron. Mis diseñadores de producción quedaron fascinados por la luz que se proyectaba en las paredes blancas y ese fue un primer paso para recrear el pueblo y desplegó también la forma en que íbamos a ilustrar Lunaria: tenía que ser diferente, con luz reflectiva, que cayera de los ojos de la diosa. También cenamos en la casa de una familia china rodeados de los abuelos y los niños. Había una franqueza sincera, una forma de expresar amor con respeto, y la comida fue tan buena que al final lo pusimos todo. Trabajamos duro para que en la pantalla se viera apetitoso y nos daba tanta hambre que creo que todos subimos una tonelada. Estaba seguro de que esa mesa circular iba a estar en la película: con Fei Fei en conflicto al inicio y Fei Fei al final en armonía con el mismo grupo de personas. Todo eso llegó solo yendo y visitando el lugar.

Para el vestuario de Chang’e (diosa lunar), trabajó con la diseñadora Guo Pei, la misma que hizo el famoso vestido amarillo de Rihanna para la Met Gala en e 2015. ¿Cómo fue esa experiencia con ella?

Chang’e fue un reto porque es una diosa sagrada para la cultura china y la tenías que convertir en una diva como Katy Perry o Lady Gaga. El vestuario de Chang’e es una representación física de su amor. Lo interesante es que Guo Pei siempre quiso ser animadora y a mí me encantaba la idea de ser diseñador de vestuario, y en esta película llegamos a conectar. Ella no hablaba nada de inglés ni yo chino, pero ambos hablábamos en “dibujo”, ese era nuestro lenguaje. Ella explicaba todo con sus manos y diseñó el vestuario con pura seda. Me enviaba borradores y le mandaba bocetos, y finalmente nos trajo patrones que digitalizamos juntos. Chang’e mide casi 3 metros, y la seda era perfecta para ver cada movimiento, se prestaba para ver su vulnerabilidad y su tristeza a través de su cabello suelto.

¿Cómo vuelven real el concepto de la explosión de color de la luna en la película? ¿Cómo fue el proceso creativo?

Nos metimos en la piel de Fei Fei, vimos la película a través de sus ojos, experimentamos a través de su corazón. Todo está diseñado para que ella supere esta barrera generada por la pérdida de su madre. En un punto, cuando ella atraviesa la barrera de “solo tristeza” es un contraste frente a lo brillante que es Lunaria, de pronto está en su elemento más sencillo y básico, que es lo que pasa en nuestras vidas cuando enfrentamos los problemas más profundos. Al inicio lo hacemos solos y nos sentimos perdidos, y luego alguien que siente la misma pena viene y nos sanamos mutuamente, ese es el camino a través de todo esto, que alguien nos desbloquee. Todos esos elementos no son diseños artísticos sino emocionales. Esta película es una forma de tocar a las personas a través de los diseños, la animación y los personajes, da herramientas para superar los momentos más difíciles de la vida.

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Editora de la página de espectáculos de la edición impresa de La República. Cronista y entrevistadora. Licenciada en periodismo con Maestría en Periodismo y Multimedia.