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Cine y series

Melina León: “Tengo problemas en concebir una película sin cuestiones sociales”

La cineasta peruana recibe las mejores críticas en EE. UU. por el estreno de Canción sin nombre. Es jurado del Festival de Cine de Lima y opina del cine nacional.

Melina León, directora de Canción sin nombre. Foto: John Reyes.
Melina León, directora de Canción sin nombre. Foto: John Reyes.

Para Melina León, el cine puede –o debe– ser un aliado. El guion de Canción sin nombre nace de una investigación de su padre, el periodista Ismael León, sobre el robo de bebés en los 80. Fue elegida entre las mejores de Cannes 2019 y se estrenó de forma virtual en EE. UU. “Los problemas en Perú están metidos en el inconsciente: el racismo, machismo, clasismo, la homofobia, son taras profundas”.

La reseña de New York Times cierra con una frase sobre nuestra actualidad: “una niebla que no se levanta”. ¿Es tan actual la película?

Lamentablemente. Hubiésemos querido hablar de cambios, de cosas positivas, pero en este momento hablar de eso es imposible. El corazón de la película es la historia de una mujer que nació en un país en el que no había salud pública. Esa es la tragedia que estamos viviendo.

Sobre los estereotipos. Están en la televisión, el cine...

Son dañinos. Pienso en Días de Santiago, en Liliana Trujillo, en Magaly Solier, en Pamela Mendoza, en Wiñaypacha, Retablo, son nuestros rostros y no los vemos en otras producciones que más parecen publicidad ¿no? Eso es parte de esta niebla, de este engaño y de esta locura (sonríe).

Hay aquí quienes señalan a sus críticos como “negativos”, por cuestionar al protagonista rubio o que apelen al blackface, por ejemplo.

Eso viene de la ignorancia ¿no? Pensar que podemos un día ser nosotros mismos, y vernos reflejados en la pantalla, es una actitud muy positiva. Creer en el cambio para mí es sano. Lo enfermo es lo otro, querer tapar el sol con un dedo, creer algo que no somos y negar el autodesprecio.

¿Esta crisis, y sus dimensiones, te está dando varias historias?

¡Cómo no! Tengo una en el Cusco con el mundo de los artesanos, también algunos documentales, uno sobre transexuales de la tercera edad. Y planeando hacer en algún momento una película en New York.

La cuestión social es inherente a tu cine ¿no?

Sí, tengo problemas en concebir una película que no tenga cuestiones sociales. Hay que saber cuántos billetes lleva en el bolsillo el personaje y eso va a determinar a qué pulso va su corazón, a qué velocidad va. ¿Lleva una tarjeta de crédito ilimitada o lleva un sol para llegar hasta su casa? ¿O lleva 50 céntimos y el pasaje le cuesta un sol? Todo cambia (sonríe).

¿Es por eso que has criticado el cine comercial?

Al cine comercial lo he criticado por feo. Son cosas hechas sin amor, por plata. Por más que digan que las hacen con amor, no las hacen por eso, porque no creo que se pueda hacer cosas tan feas con amor.

Los directores, algunos son publicistas, dicen: “Bueno, al público le gusta”. ¿Es válido?

No, yo creo que el público no es idiota, creo que lo idiotizan.

¿Cómo estrenarán la película en Perú?

Tenemos que replantear o animarnos por una plataforma digital, que no es la idea.

No se verá en un autocine ¿no?

¡No, no! (sonríe) el autocine no era… sí lo conversamos con Tondero para ver esa posibilidad, pero no estaban ofreciendo la forma de proyección óptima que queríamos. Además, este tema de los carros, es un poco… no nos sonaba mucho ¿no? Yo hubiese querido proyecciones, digamos, con bicicletas (risas), o algo un poquito más ecológico.

Claro, va en contra del discurso de la película.

Va sí, sí. Pero no creas, o sea, con tal de ver películas en grupo, uno se entusiasma, pero mucha comunidad no hay ¿no? Son carros, no vas a ver a nadie. No, no, olvídalo (risas).

Ya que está en Estados Unidos, hay la posibilidad de que esté entre las precandidatas a los Óscar.

Sería maravilloso, pero no hay nada concreto. Estamos llegando y ese es el primer paso.

Actualización web

“La cultura audiovisual debería estar en la currícula(escolar)”

La ópera prima de Melina León acumula decenas de premios internacionales. Protagonizada por Pamela Mendoza Arpi y Tommy Párraga, narra la historia de una mujer inmigrante que denuncia la desaparición de su bebé en una clínica de Lima de los 80. ’Georgina’ acude a la prensa escrita y un periodista confirma que es parte de uno de los tantos casos de tráfico, de corrupción.

-Desde Perú, los Óscar todavía se suelen ver como algo muy lejano. Pero tú regresaste de Estados Unidos(estudió cine por una beca de Asociación de la Prensa Extranjera en Hollywood) porque querías contar una historia nuestra.

-Claro, porque no hay motivo para no hacer películas. Yo me tuve que ir a New York para descubrir el cine mundial, las películas que se hacían en Corea, China, en Rusia…que por desgracia no nos llegan y demuestran lo necesarias que son, lo importante que es para uno como espectador, conocer el mundo y entender los propios dramas de tu país. Así es que sí, al darme cuenta que todo el mundo podía hacer buen cine decido regresar porque de alguna manera me di cuenta que había un filtro, nocivo ¿no? Una de las capas de la niebla (sonríe) de la cual habla nuestra amiga de New York Times es esa, es ese monopolio que hay de las películas de Hollywood que son un tipo de película muy costosa y que muy rara vez hablan de la gente, de las cosas que importan.

-No es tan ‘popular’ el buen cine nacional que están haciendo y pocos peruanos acceden a ver en las salas películas como Retablo o Wiñaypacha. Incluso, en redes sociales, algunos definen el cine peruano como “malo”. ¿No es difícil competir también con ese monopolio si las películas no duran en cartelera o no tienen público?

El cine es una categoría más de la falta de educación. Creo que la educación tiene muchas capas y la situación del cine tan precaria es un reflejo de las cosas que pasan con el país. Somos el cuarto país más ignorante del mundo. Entonces, claro, por eso tienes gente que se atreve a hacer esas aseveraciones sin haber visto las películas. La ignorancia no es solo no saber sino, no querer saber. Ignorante somos todos y eso tiene remedio.

-¿Parte de ese remedio puede ser que se vea más cine o series en plataformas digitales?

Yo no creo que per se el Internet consiga mejorarnos, educarnos. Si no hay una base de lectura, de la escuela, de la familia, evidentemente la gente va y busca lo prefabricado, lo menos inteligente… en la web, en la televisión, en los periódicos y en donde sea. No creo que la herramienta de por sí lo haga, pero puede ayudar. Hay que hacer mucho más para que la gente le encuentre un interés a las cosas más sofisticadas. Creo que pasa por un fuerte política del Estado en la educación, en la cual se incluya el cine como un elemento más, la cultura audiovisual dentro de la currícula desde niños, que se acostumbren a ver buen cine. Es como educar el paladar: el peruano tiene un paladar muy sofisticado, por eso no han destruido nuestra culinaria la comida chatarra porque desde chicos nos educaron (sonríe).

- Por lo pronto has dicho que tienes esperanza en el ministerio de Cultura.

Por supuesto, con la Dafo. Nosotros somos la prueba de que las políticas de Estado funcionan, aquí estamos. Somos la prueba de que vale la pena y que bien invertido está el dinero. Ahora ¡imagínate si se pudiera invertir más! Porque se invierte muy poquito. Si se invirtiera más, Álvaro Delgado no habría tenido que postular 6 años seguidos para hacer Retablo, de repente estaría haciendo su segunda película y Retablo se hubiera estrenado hace muchísimo tiempo (sonríe). Igual yo, no tanto, pero postulé tres años…son tres años en que no puedes dar un paso adelante.

Redactora de la edición impresa de La República. Cubre noticias sobre cine, teatro, música y televisión. Bachiller en Ciencias de la Comunicación. Licenciada en Periodismo.