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Ciencia

Descubren un planeta que se ha quedado junto al ‘cadáver’ de su estrella

El planeta sobrevivió a la transformación de su estrella en enana blanca, el futuro destino del Sol cuando agote su combustible.

Representación del planeta WD 1856 b cerca de la enana blanca. Captura de video: NASA.
Representación del planeta WD 1856 b cerca de la enana blanca. Captura de video: NASA.

Un equipo de astrónomos que usó los telescopios espaciales TESS y Spitzer, ambos de la NASA, ha anunciado el descubrimiento de lo que parece ser un gigantesco planeta que logró sobrevivir intacto a la muerte de su estrella.

El estudio que detalla el hallazgo, publicado en la revista Nature el 16 de septiembre, estima que este mundo, llamado WD 1856 b, es tan grande como Júpiter y orbita alrededor de una enana blanca, el ‘cadáver’ de la estrella.

Cuando una estrella como el Sol agota su principal combustible, el hidrógeno comienza a quemar helio para seguir funcionando. Al hacer esto, se hincha hasta cientos o miles de veces su tamaño original y se convierte en una gigante roja. Finalmente, cuando ya no tiene elementos qué usar, la estrella expulsa sus capas externas de gas y pierde hasta el 80% de su masa. Lo que queda es un núcleo denso y caliente, una enana blanca.

Imagen del nacimiento de una enana blanca. Crédito: NASA.

Imagen del nacimiento de una enana blanca. Crédito: NASA.

De acuerdo con los autores del estudio, durante la fase de gigante roja, cualquier planeta cercano es engullido por la estrella, y cualquier objeto sobreviviente que se acerque a la enana blanca suele ser destrozado por la inmensa gravedad. Para su sorpresa, WD 1856 b se encuentra tan cerca de este ‘cadáver’ estelar que lo rodea cada 34 horas. Es decir, su ‘año’ dura 1,4 días.

“De alguna manera, WD 1856 b se acercó mucho a su enana blanca y logró mantenerse en una sola pieza”, dijo en un comunicado Andrew Vanderburg, quien dirigió la investigación.

El sistema fue ubicado a 80 años luz de distancia en la constelación de Draco. El planeta es hasta siete veces más grande que su estrella, la cual que tiene aproximadamente 18.000 kilómetros de diámetro, apenas un 40% más grande que la Tierra. Los investigadores estiman la edad del cuerpo celeste, desde su nacimiento como estrella, en 10 mil millones de años.

El equipo de Vanderburg calcula que el planeta debe haberse originado al menos 50 veces más lejos de la estrella. Sin embargo, aún no determinan qué lo empujó hasta llegar a estar tan cerca.

Ilustración del planeta WD 1856 b y su estrella. Crédito: NASA.

Ilustración del planeta WD 1856 b y su estrella. Crédito: NASA.

“El caso más probable involucra a varios otros cuerpos del tamaño de Júpiter cercanos a la órbita original de WD 1856 b”, señaló la coautora Juliette Becker. “La influencia gravitacional de objetos tan grandes podría permitir fácilmente la inestabilidad que necesitarías para empujar un planeta hacia adentro”.

Hasta el momento, no hay evidencia de otros mundos en este sistema. Si existen, posiblemente estén en órbitas tan lejanas que no pudieron ser detectados por el TESS. Este telescopio espacial usa el método de tránsito, que se basa en identificar los cambios en el brillo de una estrella cuando un cuerpo pasa frente a esta. Fue así que determinaron el tamaño y cercanía de WD 1835 b.

“WD 1856 b sugiere que los planetas pueden sobrevivir a las caóticas historias de las enanas blancas. En las condiciones adecuadas, esos mundos podrían mantener condiciones favorables para la vida durante más tiempo que el previsto para la Tierra. Ahora podemos explorar muchas posibilidades nuevas e intrigantes para los mundos que orbitan estos núcleos estelares muertos”, comentó la coautora Lisa Kaltenegger.

La detección de este planeta fue corroborada por las observaciones del telescopio Spitzer —antes de su retiro— y el Gran Telescopio Canarias (España). Aun así, los autores precisan que esperan futuras observaciones para confirmar su hallazgo.

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Periodista de la sección Ciencia de La República. Bachiller en Comunicación Social en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Especialización en Comunicación Científica en la UTEC. Experiencia como redactor en revistas y medios digitales. Mientras no trato de explicar cómo funciona el universo, hago ciclismo de montaña.