La narrativa peruana del siglo XX, La Universidad de Alicante ha publicado recientemente un interesante trabajo de la profesora Rita Gnutzmann titulado Novela y cuento del siglo XX en el Perú, que es una visión bastante precisa de nuestra literatura de creación en el siglo pasado. En la U. de Alicante, España, publican estudio sobre Novela y cuento. Libro es de Rita Gnutzmann y está prologado por José Morales Saravia. Carlos Meneses. Palma de Mallorca. La Universidad de Alicante ha publicado recientemente un interesante trabajo de la profesora Rita Gnutzmann titulado Novela y cuento del siglo XX en el Perú, que es una visión bastante precisa de nuestra literatura de creación en el siglo pasado. Como suele ocurrir en estos casos, siempre existirá el problema de las ausencias, aunque la autora ha procurado contar con lo más significativo del panorama. El planteamiento está basado más en etapas y tendencias literarias que centrado sobre determinados autores. Tienen sitio especial dentro de la franja indigenista L.E. Valcárcel, López Albújar, Alegría, Arguedas, Vargas Vicuña y Colchado. La inmensa nómina de autores a lo largo de esos seis capítulos impide un tratamiento con pulso crítico. Lo más adecuado habría sido dedicar dos o tres tomos a este trabajo para permitirse la crítica a cada autor y al total de su obra. La generación del 50 merece un libro crítico en exclusiva, tanto por su calidad indiscutible como por lo numeroso del conjunto. Rita Gnutzmann demuestra ser buena conocedora de la literatura peruana del siglo XX, al reunir a quienes más destacaron en esa década. Así aparecen Zavaleta, Reynoso, Salazar Bondy, Congrains, naturalmente Ribeyro y Vargas Llosa, y a todos ellos les dedica no párrafos sino páginas en las que ofrece títulos, penetra en las historias que cuentan, distingue a personajes muy destacados y celebra el valor de estructura y prosa en sus libros más importantes. Sin embargo de ese conjunto separa a Ribeyro y Mario Vargas y agrega a Bryce Echenique, para organizar con ellos un capítulo especial. El motivo no es otro que la consideración de que se trata de los escritores más internacionales, los que han quebrado límites geográficos. En el cap. V la autora ramifica más su trabajo. Contempla la necesidad de estudiar la literatura afro, la amarilla y la judía, así como también da sitio a la narrativa experimental, a la marginal y a la mestiza. Eielson se halla entre los experimentalistas. Gregorio Martínez y Gálvez Ronceros cargan con el peso de la literatura que emerge de la población negra. Higa es el abanderado de la narrativa oriental así como Isaac Goldemberg lo de la judía. Dentro del capítulo de lucha y marginación, hallan sitio dos excelentes narradores como son Miguel Gutiérrez y Rivera Martínez, a quienes dedica minuciosos estudios situándolos dentro de las márgenes políticas del momento. Evidentemente en ese sentido es más Gutiérrez que Rivera Martínez el que enfrenta la difícil situación del país a partir de la década de los 70. No olvida Gnutzmann la presencia y posible influencia de García Márquez. También menciona a algunos surgidos en los últimos 20 años: Iwasaki, Ampuero, Benavides, Pilar Dughi, Zein Zorrilla, Cueto, entre otros. Sus criterios pueden sorprender o disgustar. Lo que no se puede discutir es el rigor con que ha trabajado para analizar cien años de escritura peruana.