Las escenas que han comenzado a exhibir los hospitales de Puno, a causa del repunte acelerado de casos COVID-19, preocupan. Pasillos saturados de pacientes y cadáveres esparcidos en los patios de los nosocomios dan cuenta del golpe que da la pandemia a la provincia altiplánica.
Ante esta realidad, el Comando COVID-19 Provincial de Puno optó por reunirse y tomar medidas que puedan contener el virus antes de que cobre mayor cantidad de víctimas. En la actividad estuvo presente el alcalde Martin Ticona, autoridades sanitarias, la Policía y Fuerzas Armadas.
Tras un largo debate, la noche del jueves último acordaron aplicar en la provincia de Puno, una cuarentena voluntaria del 05 al 14 de agosto y un confinamiento rígido desde el 15 hasta el 31 de agosto. Para ello, solicitarán autorización al gobierno regional y al Ejecutivo nacional.
En el periodo de cuarentena voluntaria, las autoridades provinciales evaluarán medidas de su competencia como la suspensión del transporte público, la vigilancia en los centros de abastos, etc.
A partir de la quincena de agosto, las restricciones se endurecerían y la provincia de Puno volvería a la cuarentena rígida que fue levantada a finales de junio. Es decir que las fuerzas policiales y del Ejército peruano reforzarán su vigilancia en las calles de la provincia de Puno.
De otro lado, diversas organizaciones civiles, colegios profesionales y el Colegio Médico de Puno han solicitado al Gobierno nacional tomar las riendas del sistema sanitario de la región Puno, alegando que el gobierno regional no ha respondido de manera oportuna a la emergencia y, por ende, afrontan un panorama desalentador ante la pandemia del coronavirus.