Por: Jésica León
Llevando música, flores, cerveza y comida, miles de personas visitaron los cementerios de Lima y el Callao para recordar a sus seres queridos con nostalgia, alegría o dolor en el Día de Todos los Santos.
El cementerio El Ángel fue uno de los más visitados en esta fecha. Con la ayuda de los cuarteleros, las tumbas recibieron el debido mantenimiento a pedido de las familias.
Este camposanto, construido después del Presbítero Maestro y el Baquíjano del Callao, alberga a cerca de 500 mil difuntos, entre ellos a personajes famosos como Lucha Reyes, Chabuca Granda, el expresidente Juan Velasco Alvarado.
Admiradores y familiares del cantante Lorenzo Palacios Quispe, conocido como Chacalón, estuvieron presentes en su tumba. Manuel Palacios (72), hermano mayor de Chacalón, brindaba en su nombre con botellas de cerveza.
"Mi hermano era una persona solidaria, jamás se negaba a dar su ayuda a nadie. Ya son veinticinco años desde que murió y la gente no se olvida de él. ¿Si mi hermano hace milagros? Eso es real, pida lo que desee con mucha fe y saldrá exitoso", decía.
A pocos metros se encuentra la tumba del cantante Picaflor de los Andes. La gente coloca flores en las rejas que enmarcan su tumba y se toman fotos al pie de la estatua dorada de un metro de altura. ‘Yo soy huancaíno por algo’, es uno de sus temas más recordados.
Con la canción ‘Amor eterno’, entonada por un grupo de mariachis, la señora Isabel Molero (68) recuerda con dolor a su hijo Nelson Chimoy, quien falleció de un infarto a los 34 años en el 2018. “Se fue de un día para otro, no hay día que no lo recuerde”, dice y se toca el pecho.
“¿Cuán importante es la salud mental?”, reflexiona la señora Ada Guillén. Ella visitó la tumba de su esposo, un mayor de la Policía que se suicidó hace más de dos décadas tras sufrir de depresión. “Antes, de la depresión no se hablaba como ahora”, comenta.
Otro cementerio muy visitado fue el de Nueva Esperanza, en Villa María del Triunfo. Ahí, los asistentes rechazaron la orden del municipio de prohibir el licor. “Qué quieren, la pena nos obliga”, decía un visitante.