¿Cuántas veces has tenido que escoger entre dos o más personas para establecer una relación de pareja? ¿En cuántas ocasiones has sentido atracción o ‘tentación’ a involucrarte sexo-afectivamente con otro individuo, además de tu novia o novio?
Las relaciones de pareja —tal como las vemos en el día a día— siempre son de dos. Existen mitos del amor romántico alrededor para reforzar la tendencia a los vínculos monógamos, como el de ‘la media naranja’ o el ‘el hilo rojo’.
La monogamia es un modelo relacional en el cual dos personas mantienen exclusividad afectiva y/o sexual. Pero ¿en qué momento se convirtió en el único tipo de vínculo socialmente aceptado?
También podríamos cuestionar si la monogamia es natural, o más bien lo es la poligamia o el poliamor. O quizás todas sean formas naturales y válidas de relacionarnos.
Sin embargo, la cultura de la monogamia establece claras limitaciones para los sujetos que realmente no quieran relacionarse así. Es entonces cuando pueden surgir diferentes dificultades, ¿una de ellas podría ser la infidelidad?
Para resolver las disyuntivas respecto a no monogamias e infidelidad, La República consultó a Leticia Cartelle Cobo, quien desde Galicia, España, crea contenidos dirigidos a la visibilización de modelos no monógamos a través de AfectosNoMonógamxs; y a Pierina Vergara, psicoterapeuta y sexóloga que también ha abordado este tema.
En líneas generales, si existe solamente atracción sexual, no es poliamor; pero si es afectiva y romántica, sí.
Una persona poliamorosa se puede enamorar de varias personas al mismo tiempo, por lo que siente atracción romántica, estética, afectiva y sexual, explica Leticia. Sin embargo, también considera que la definición no es cerrada solo al ámbito sexo-romántico, sino que abarca más.
Es importante señalar que los vínculos sexo-afectivos establecidos mediante el poliamor deben tratarse éticamente.
Querer éticamente, según las especialistas, implica que las personas involucradas:
No son términos antagónicos. Pierina define que la infidelidad responde a la traición del pacto que se planteó en el vínculo sexo-afectivo, independientemente de que sea monógamo o no monógamo.
La infidelidad socioculturalmente se asocia con sexualidad y enamoramiento, pero puede tener un significado diferente para cada individuo, puntualiza Leticia. En ese sentido, una persona poliamorosa también puede ser infiel. Este rasgo se puede conocer al ver las prácticas y los acuerdos que tiene con su red afectiva.
Es importante cuestionarse desde qué situaciones una persona puede cometer infidelidades. La creadora de AfectosNoMonógamxs plantea dos posibilidades en las cuales las personas incurren en esta en vínculos monógamos:
En estas situaciones, Leticia recomienda revisar los acuerdos establecidos en el vínculo y reformularlos antes de cometer una infidelidad, en vez de autocondenarse por no encajar en el pensamiento hegemónico de las relaciones.
Dentro de vínculos no monógamos también se desarrollan infidelidades, pero los contextos pueden ser un tanto distintos.
Leticia, desde hace unos años, reflexiona y visibiliza los modelos relacionales no monógamos. En ese camino, ha notado que existe una mononorma que viene afectando a las personas que no se identifican con ese tipo de relacionamiento sexo-afectivo. La infidelidad dentro de vínculos monógamos puede ser una manifestación de querer salir de la cultura monocentrista.
“¿Qué es ético y para quién? ¿Es ético para una persona poliamorosa tener que encajar desde sus primeras relaciones en un corte monoamoroso? ¿Es ético que la ‘falta grave’ sea la infidelidad y no la imposibilidad de elegir con quienes y cómo te quieres relacionar?”, cuestiona.
Asimismo, opina que la injusticia recae en la falta de educación en torno a los posibles modelos relacionales y autoconocimiento, las infidelidades son un efecto colateral de esto y de las incompatibilidades entre sujetos que se aman.
“¿Cuánta gente habrá tenido que elegir en algún momento entre una persona u otra? Eso para mí es poco ético. La persona que cometa esta infidelidad seguramente no querrá sustituir a su actual pareja, sino vivir su afectividad y sexualidad de la manera que siente, sin enjaularlas”, señala.
Cartelle Cobo (@AfectosNoMonógamxs) asegura que es recurrente que muchos individuos se abran a las no monogamias desde la perspectiva del ‘voy a tener más sexo’ o ‘así podré juntarme con quien quiera’.
Pero esta no es la forma, más bien será una potencial falta de respeto para alguno/s de los vínculos de esta persona porque se hará desde el neoliberalismo y no desde las no monogamias éticas basadas en el respeto, comunicación y empatía con todas las partes.
La sexóloga Pierina Vergara aconseja conversar en pareja y considerar siempre los sentimientos de la otra persona para construir en equipo nuevos acuerdos que les permitan relacionarse mejor.
Asimismo, aclara que es necesario saber que salir de la monogamia no es un recurso cuando un romance no funciona.
Por su parte, Leticia considera necesario quererse mucho a sí misma/o y entender que está bien salir de un modelo relacional que no le funciona pese a ser el único socialmente aceptado.
Además, recomienda darse tiempo para explorar las no monogamias fuera de su práctica: desde la introspección y aprendizaje a través de medios de comunicación y espacios seguros (colectivos, asociaciones, grupos), y permitirse cambiar, asumir que habrá momentos vulnerables y tener paciencia.