El erudito religioso Vatsiayana escribió hace unos 2.000 años en el “Kamasutra” un compilado sobre el amor en su faceta erótica: el sexo. Allí registró un total de 64 posturas íntimas que se emplean a la hora de fornicar. Aunque en su momento la obra fue destinada a la aristocracia de la antigua India, en la actualidad es una obra de alta difusión entre las parejas y amantes.
De las más de sesenta posturas descritas, Vatsiayana pensó en ocho principales y de esas se desprendieron otras 56. Si bien muchos de los nombres conocidos no son de la autoría del citado maestro, sino puestos por editores que lo sucedieron, la lista dispuesta a continuación es extraída del tratado original.
Una posición difícil de mantener mucho tiempo. Requiere de un buen estado atlético y físico. La pareja debe estar de pie mientras uno se aferra a la espalda del otro y enlaza sus piernas rodeándole por la cintura. Mientras tanto, el que sujeta debe sostener nalgas y espalda de quien lo abraza.
Uno de ellos debe girar alrededor del sexo del otro. Ese es su eje por el que circula, digamos. Esta es una posición recomendada para el sexo tántrico, el que se hace de forma lenta para el disfrute de la actividad sexual y los estímulos del cuerpo.
Uno de ellos se coloca de espaldas encima del otro, que está recostado. Puede ir y venir de forma vertical empujándose con las piernas. Los movimientos rápidos o descontrolados pueden interrumpir el acto sexual.
Es una necesidad ser ágil. Echados uno sobre el otro, uno debe recostarse hacia atrás para alcanzar los pies del otro. Es recomendada para retrasar la eyaculación, ofrece una vista excitante para las partes y permite buena estimulación.
Original y estética. Uno debe sentarse sobre el regazo del otro e inclinarse hacia atrás con las piernas hacia adelante, como balanceándose. Es una necesidad la variedad de movimientos de las pelvis. Esta pose necesita práctica y deja las manos inactivas.